FUENTE: Diario Médico
¿Puede la dieta mediterránea reducir los contagios por coronavirus? Sí, según datos extraídos de la cohorte del proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra, con más de 9000 participantes, valorados desde 1999 con medidas repetidas de su dieta y otros factores). Esta conclusión parte de una estudio encabezado por el investigador Rafael María Pérez Araluce.
Cuanto más se sigue el patrón de dieta mediterránea, hay menos infecciones por SARS-CoV-2 revela esa investigación. Así lo ha anunciado, sin entrar en detalles puesto que el trabajo está aún pendiente de publicación, el catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González, en la conferencia que ha impartido al recibir el Premio Carles Martí Henneberg del Instituto Danone por su trayectoria científica en alimentación, nutrición y salud.
“El efecto protector se ve aún más claro al eliminar del análisis a los profesionales sanitarios, que pueden estar más expuestos al coronavirus”, ha comentado Martínez-González, enfatizando que es la primera vez que se dispone en el mundo de unos datos prospectivos que indican que seguir este patrón de dieta protege de la infección pandémica. “Tiene lógica fisiopatológica, pero había que demostrarlo con datos empíricos”, ha dicho el investigador que puso en marcha el proyecto SUN.
La lógica a la que alude lleva a la obesidad, la otra gran pandemia que arrasa al mundo, y que se ha asociado con el riesgo de covid y sus complicaciones. “La obesidad aumenta en un 46% el riesgo de infectarse por coronavirus; duplica el riesgo de hospitalización por esta infección, y aumenta en un 48% el riesgo de mortalidad”, ha expuesto, por lo que la dieta mediterránea además de ser un aliado frente a la obesidad lo es también frente a la covid.
La covid está influyendo en nuestros hábitos alimentarios. “Hasta ahora hay bastantes evidencias de que la dieta se ha deteriorado durante la pandemia, y que en general se ha ganado peso. Hay algún estudio que no encuentra esto en España, pero hay otros, la mayoría, que sí encuentran un deterioro de los hábitos alimentarios y sobre todo de mayor ganancia de peso”.
Por todo lo expuesto, de tener que quedarse con alguna pauta o recomendación nutricional frente a la covid, “no tengo ninguna duda de que hay que quedarse con el patrón tradicional de dieta mediterránea”, ha afirmado a DM el coordinador del Predimed, el conocido estudio que dio lustre científico a los efectos saludables de esta dieta.
El catedrático ha advertido del riesgo que supone la “obesidad descontrolada”, potencial causa de crisis para el sistema sanitario. Y ha recalcado un dato: “Uno de cada once estadounidenses es candidato a cirugía bariátrica por su obesidad mórbida”.
El aceite de oliva en el semáforo nutricional
En plena polémica sobre el semáforo nutricional NutriScore, medida que pretende influir en los hábitos alimentarios de los consumidores, pero que ha recibido críticas por el resultado final de la clasificación de ciertos alimentos, Martínez-González opina que “es un gran paso adelante, porque el etiquetado frontal es mucho más fácil de entender. Pero no es perfecto, ni mucho menos, ya que, por ejemplo, hay mala clasificación para el aceite de oliva virgen extra, después de tener los mejores ensayos sobre el tema. Un modo de salvar los muebles es sacar el aceite de oliva virgen extra de la clasificación, igual que otros alimentos. Pero pienso que tendría que dárseles la mejor clasificación, es decir, la A. Esto es aplicable a todos aquellos alimentos que tengan evidencia científica de la mejor calidad de su beneficio, independientemente de los nutrientes que se consideran en la clasificación por composición química de alimentos, que es en lo que se basa NutriScore”.
Estas controversias revelan la complejidad de un asunto, para el que “hubiese sido bueno buscar antes un consenso de los principales investigadores de epidemiología nutricional de España”.
Precisamente Martínez-González es uno de ellos. Gracias a su trabajo –que, insiste, es la aportación de todo un equipo- se ha demostrado con la mejor calidad científica las bondades de la dieta mediterránea frente a la diabetes, infarto y cáncer de mama, situándola en el patrón de oro de la alimentación saludable.
Consumo moderado de alcohol, bajo estudio
Desde su perspectiva de décadas de investigación en el campo de la nutrición y la salud, destaca “que ha sido muy importante desterrar de la cadena alimentaria a las grasas trans. Puesto que no hay ningún otro nutriente del que se hayan demostrado tantos efectos adversos. También me parece que un avance importantísimo ha sido considerar los patrones alimentarios en su conjunto, y hemos visto que tienen un papel muy importante en la reducción de enfermedades crónicas y de mortalidad prematura. Dentro de estos patrones, el que más se ha estudiado y para el que mejores pruebas hay de sus beneficios, sobre todo cardiovasculares, es la dieta mediterránea”.
En cambio, aún está por valorar “con la mejor evidencia científica cuáles son los pros y los contras del consumo moderado de alcohol, siguiendo el patrón Mediterráneo de consumo de alcohol (una copa de tinto en la comida). En este sentido son muy destacables en España las investigaciones del profesor Alfredo Gea. Es evidente que el alcohol hace mucho daño a las personas jóvenes en nuestro país, sobre todo cuando se consume en patrón botellón, en forma de atracones o binge drinking. Pero, en personas mayores de 50 años, sobre todo si tienen ya factores de riesgo cardiovascular, probablemente el patrón moderado de consumo de alcohol de tipo Mediterráneo sea bastante beneficioso. De todos modos, lo que yo nunca haría sería invitar a alguien que sea abstemio a que empiece a consumir alcohol. Aclarar todo esto es un reto para la nutrición en los próximos años”.