¿Cuándo es normal que se caigan los dientes?
El proceso madurativo de un niño no es lineal, y mucho menos es similar en todos los niños. La caída de los dientes de leche forma parte de este proceso madurativo y, por tanto, tampoco es lineal ni igual en todos los niños. Y es que, aunque pensamos que ‘lo normal’ es que a los cinco o seis años se les tenga que haber caído ya algún diente, el abanico la horquilla es mucho más amplia, “la caída de los dientes temporales o de leche se produce debido a que los dientes definitivos van reabsorbiendo las raíces de los temporales hasta que se aflojan y acaban por caer. Es muy variable el momento en que esto ocurre, pero en general suele iniciarse alrededor de los 6 años”. Si los dientes no empiezan a caerse a esa edad, no sería preocupante, pues “hay unos márgenes temporales muy amplios”. Aun así, la doctora Toya recomienda empezar a ‘ocuparse’ del tema si a los ocho años no ha mudado ningún diente, “no es habitual que a los 8 años no se haya caído ningún diente, pero sí lo es que en algún momento evolutivo del proceso de recambio algún diente no caiga a la edad que debe caer”, advierte.
¿Qué puede entorpecer la caída y salida de los dientes?
Si pensamos que los dientes de nuestro hijo están tardando demasiado en caerse, lo mejor es que consultemos al dentista, al que debería ir de manera regular desde los cuatro años de edad. Lo más habitual cuando esto ocurre es que, según cuenta la Dr. Toya, “exista algún obstáculo mecánico (diente supernumerario, algún quiste. Etc.) o la no existencia de algún diente definitivo que haga que este no ‘empuje’ al temporal y provoque su caída”. Las causas más comunes de este retraso son:
Agenesia. La agenesia es la inexistencia del diente definitivo que no se ha llegado a formar. Al no formarse y absorber la raíz, no empuja al diente de leche y este no se cae. Su origen es genético, por lo que es habitual que le ocurra a varios miembros de la misma familia y que este se presente en las mismas piezas dentales. Para comprobar si existe agenesia, hay que hacer una prueba de imagen.
El diente definitivo no sale, aunque sí está presente, por varios motivos: apiñamiento o falta de espacio para que el diente salga, haber tenido un golpe en el diente de leche, lo que descolocaría el diente definitivo, o por la pérdida de la guía de erupción, como la presencia de un obstáculo, un diente extra, fuera de sitio…
Anquilosis.El diente de leche está pegado al hueso e impide que este se caiga. Además, suele aparecer hundido o más bajo respecto de los dientes que tiene alrededor. Puede tener un origen genético o producirse por un traumatismo.
Enfermedades y otros factores que puede retrasar la caída de los dientes
Además de los problemas mecánicos comentado arriba, hay factores o enfermedades que pueden retrasar o que influyen en la caída de los dientes.
- La genética. Tanto las anomalías en la dentadura como el ritmo a que estos salen tienen que ver mucho con nuestra historia familiar. Es decir, que si a los padres tardaron en salirme los dientes definitivos, es probable que a los hijos también les ocurra.
- El género: las niñas desarrollan la dentición definitiva antes que los chicos.
- Prematuridad. Según la OMS, los niños prematuros -los nacidos antes de la semana 37 de gestación- tienen más riesgo de tener retraso en la dentición, tanto en la salida de los dientes de leche, como de los definitivos.
- Algunas alteraciones importantes, “nutricionales, endocrinológicas” (anemia, desnutrición, mala alimentación, déficit de la hormona del crecimiento…) o bien algunos síndromes, como Síndrome de Down o la Disostosis Cleidocraneal, “aunque en general tienen otros síntomas que hacen que estén diagnosticados desde antes del retraso en la dentición”, asegura Toya.
Exista o no problemas o dudas sobre la salida de los dientes, la Dr. Toya siempre recomienda, “acudir al dentista desde que se tienen dientes para control y prevención de enfermedades que puedan ocurrir, así como cuando se detecte alguna alteración significativa de la cronología normal en la erupción o caída dentaria”. Y es que, la mejor forma de prevenir o detectar prematuramente cualquier anomalía es la visita regular al dentista.