FUENTE: La Razón
La rectorragia (sangre con las heces) es el principal síntoma que debe alertarnos de un posible cáncer de colon, así como sufrir una rápida pérdida de peso sin explicación o tener anemia (en varones o en mujeres en edad menopáusica). Acudir lo antes posible al médico resulta esencial. Sin embargo, desde que se desató la pandemia el número de pacientes que ha asistido a consulta se ha reducido, sobre todo en la primera ola, por lo que ha habido entre un 20 y un 30% menos de diagnósticos, lo que se reflejará en un peor pronóstico de estos pacientes y en un aumento de la mortalidad del 10% en uno o dos años, según los expertos. Unos datos que engloban todos los tumores incluido el de colon, que es el cáncer más frecuente en España.
De hecho, «una de cada 20 personas tendrá cáncer de colon o recto a lo largo de su vida», explica el doctor César Ramírez Plaza, jefe del servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Málaga.
«La realización de pruebas orientadas a detectar el cáncer antes de que este dé síntomas y que buscan identificar a personas de riesgo por el hecho de tener pólipos –prosigue– se establece en 45 años para la población general y en 40 para aquellos con antecedentes familiares de primer orden de cáncer colorrectal (es decir, padres o hermanos). La colonoscopia es la prueba de cribado ideal, pues permite ver directamente la mucosa del colon desde dentro. La segunda opción, menos exacta y sensible pero más barata y universal, es el test de sangre oculta en heces que es el que se suele usar en nuestro medio para la población general»
«Al 25% de los pacientes con cáncer de colon se les diagnostica cuando el tumor se presenta en estadio I o estando el tumor limitado a la mucosa del colon y en otra cuarta parte de los casos el tumor está en estadio II o limitado a la pared del colon con distintos grados de penetración a su través, pero sin sobrepasarla ni llegar a otros órganos. Otro 25% de los pacientes está en estadio III, que indica que el tumor se extiende a los ganglios linfáticos de vecindad sin afectar a los órganos a distancia y, finalmente, el 25% restante presenta en el momento del diagnóstico la enfermedad extendida a órganos distantes, especialmente hígado y pulmón, representando este último subgrupo el estadio IV», detalla.
Riesgo de recidiva
Pero incluso en el mejor de los casos, existe el riesgo de sufrir una recaída. « Tras una cirugía con intención curativa de un cáncer colorrectal la probabilidad de sufrir una recidiva es del 40-50%, pero depende del estadio tumoral. En el I, la tasa de recidiva está por debajo del 1% y en los estadios II se establece en torno al 10-12%. El problema de la recaída se hace mucho más significativo en estadios III y IV, en los que se cifra en el 15-60% y 70-90%, respectivamente. Estos márgenes son tan amplios porque no es lo mismo que haya un ganglio afectado por tumor que muchos y también es diferente que haya sólo un sitio de enfermedad a distancia (hígado, por ejemplo, que puede ser extirpable e incluso curable) que varios al mismo tiempo (peritoneo, hígado, pulmón, huesos….)», explica el Dr. Ramírez.
Una de las cosas que puede minimizar este riesgo, según el doctor, es «la quimioterapia sistémica, que se indica para tratar Estadios III y IV. En los Estadios III, su uso tras la cirugía disminuye el riesgo de recaída más de un 50% y en los Estadios IV su impacto para prevenir la recidiva es mucho menor y más difícil de cuantificar, aunque es evidente que aumenta la supervivencia de los pacientes tanto global como libre de enfermedad. En el cáncer de colon la radioterapia no tiene ningún sitio y sin embargo en el de recto su empleo antes de la cirugía es esencial».
En todo caso, «el de colon es un cáncer bastante agradecido al tratamiento, siempre y cuando se detecte de forma precoz», precisa el Dr. Pedro Rosón, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del mismo hospital. Además, han progresado mucho las líneas de tratamiento «tanto oncológicas como quirúrgicas. En cuanto a la endoscopia, somos capaces de tratar cada vez mejor lesiones precoces de una forma no agresiva; lesiones que previamente requerían un tratamiento quirúrgico por su tamaño o localización y que hoy en día hemos avanzado mucho mediante la aplicación de técnicas de mucosecretomía y disección endoscópica submucosa», añade el Dr. Rosón.
No esperar seis meses para el TAC
Tras extirparle el tumor de colon en fase II, acude a revisión y ven que los dos nódulos que tenía en el pulmón siguen siendo milimétricos pero han crecido. Según el tamaño de los nódulos y si los marcadores tumorales CEA y CA19.9 salen normales, «lo ideal –explica el Dr. Ramírez– es hacer cada tres meses un TAC de tórax para evaluar los nódulos y si vuelven a crecer plantearía hacer un PET-TAC, y en última instancia extirpar los nódulos. Puede esperar seis meses, pero se lo haría antes porque esas dos lesiones merecen ser seguidas estrechamente».