FUENTE: 20 Minutos
La diabetes es una enfermedad grave y crónica que afecta a un 8,5% de adultos mayores de 18 años en todo el mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero debemos aprender a diferenciar los dos tipos de diabetes que existen: diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. No son iguales y, por eso, los tratamientos para cada uno de los casos son distintos, también.
El sistema inmunitario ataca al propio cuerpo
Una de las diferencias entre la diabetes tipo 1 y tipo 2 es que la primera es una enfermedad autoinmune. Como el sistema inmunitario ataca al propio cuerpo el páncreas deja de producir insulina. Esto es grave, pues la insulina es una hormona que le permite al cuerpo obtener la energía de la comida.
La razón para que el sistema inmunitario actúe de esta manera puede ser debido a una herencia por parte de los padres o debido a factores ambientales como los virus, tal y como explica el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón (NIDDK). Algunos expertos también señalan a las infecciones como posibles desencadenantes de la diabetes tipo 1.
En el caso de la diabetes tipo 2 las causas están relacionadas con la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo, aunque es posible que también la herencia familiar sea una de las razones de su aparición. Pero, los hábitos tienen un gran peso. Una mala alimentación y una inactividad física prolongada en el tiempo pueden provocar una resistencia a la insulina que derive en una diabetes tipo 2.
El cuerpo no produce insulina
Mientras que en la diabetes tipo 2 hay una producción insuficiente de insulina, en el caso de la diabetes tipo 1 el cuerpo es incapaz de producirla. Por esa razón, las personas diagnosticadas deben administrársela a través de una jeringa, una pluma de insulina o una bomba. Esta última opción es la más cómoda de las tres y la que más personas está utilizando en la actualidad.
Dado que el cuerpo no es capaz de producir la insulina, los controles que deben hacerse las personas diagnosticadas deben ser diarios. Esto es diferente en el caso de una diabetes tipo 2 donde estos son periódicos. Además, con este tipo de diabetes se puede prescindir de la administración externa de insulina. Esto es algo que en la diabetes tipo 1 no está contemplado.
No se puede prevenir
La diabetes tipo 1 no se puede prevenir y, además, suele aparecer en la infancia, adolescencia o en jóvenes adultos. Sentirse muy sediento o hambriento, tener la visión borrosa, perder peso a pesar de comer bien y orinar con mayor frecuencia pueden ser síntomas de alerta que no deben pasarse por alto.
En el caso de la diabetes 2 la situación es diferente. Con una dieta sana y algo de ejercicio físico es posible retrasar su aparición. De hecho, incluso las personas diagnosticadas pueden llegar a "curarse" ya que los síntomas pueden remitir si se sigue el tratamiento recomendado. En la diabetes tipo 1 esto no es posible. Los pacientes deberán proporcionarle al cuerpo la insulina que no puede producir.
La diabetes tipo 1 no tiene cura, pero es posible tener una buena calidad de vida si se siguen las recomendaciones médicas. Como este tipo de diabetes aparece en edades tempranas y es, según la Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria (FAPAP), "una de las enfermedades más frecuentes en la edad pediátrica", se debe prestar especial atención a niños y adolescentes.