INFORME MUNDIAL SOBRE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

FUENTE: Valencia Plaza

La Comisión de 'The Lancet' sobre la mujer y las enfermedades cardiovasculares, integrada por 17 destacadas expertas de 11 países, ha expuesto una serie de ambiciosas recomendaciones para mejorar los resultados sanitarios de millones de mujeres de todo el mundo y alcanzar los objetivos mundiales fijados en 2030.

En el primer informe mundial sobre las enfermedades cardiovasculares (ECV) en las mujeres, los investigadores piden que se tomen medidas urgentes para mejorar la atención y la prevención, colmar las lagunas de conocimiento y aumentar la concienciación para hacer frente a la principal causa mundial de muerte entre las mujeres. El informe, dirigido en su totalidad por mujeres, se ha publicado en 'The Lancet' y se ha presentado durante una sesión plenaria en la 70ª Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología (ACC, por sus siglas en inglés).

El objetivo de la Comisión es ayudar a reducir la carga mundial de las enfermedades cardiovasculares, incluidas las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares, que representan el 35% de las muertes de mujeres en todo el mundo para 2030. Sus peticiones están en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que pretenden reducir en un tercio las muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, incluidas las enfermedades cardiovasculares, para 2030.

Las autoras han esbozado 10 ambiciosas recomendaciones para hacer frente a las desigualdades en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención para reducir las ECV en las mujeres, incluyendo la educación de los médicos y los pacientes en la detección temprana para prevenir las enfermedades del corazón en las mujeres; la ampliación de los programas de salud del corazón en las regiones altamente pobladas y subdesarrolladas; y la priorización de la investigación específica del sexo en las enfermedades del corazón en las mujeres y las estrategias de intervención.

"Las enfermedades cardiovasculares en las mujeres siguen siendo poco estudiadas, poco reconocidas, poco diagnosticadas y poco tratadas en todo el mundo. Para alcanzar el importante objetivo fijado por las Naciones Unidas se necesitan estrategias audaces y distintas que no sólo se centren en los factores que contribuyen a la ECV, sino que también identifiquen los mecanismos biológicos específicos del sexo en las mujeres. Para mejorar de forma permanente la atención a las mujeres con ECV en todo el mundo es necesario coordinar los esfuerzos y las colaboraciones entre los responsables políticos, los médicos, los investigadores y la comunidad en general", explica la profesora Roxana Mehran, del Centro Médico Mount Sinai (Estados Unidos).

Balance mundial

En su informe, publican por primera vez los datos del Estudio de la Carga Global de la Enfermedad de 2019, que muestran que en 2019 había aproximadamente 275 millones de mujeres en todo el mundo con ECV, con una prevalencia global estandarizada por edad estimada en 6.402 casos por cada 100.000.

La principal causa de muerte por ECV en todo el mundo en 2019 fue la cardiopatía isquémica (47% de las muertes por ECV), seguida del ictus (36% de las muertes por ECV). Existen considerables diferencias geográficas en cuanto a la ECV, con la mayor prevalencia estandarizada por edad en Egipto, Irán, Irak, Libia, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos, mientras que los países con menor prevalencia son Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela.

Aunque a nivel mundial la prevalencia de la ECV en las mujeres ha ido disminuyendo, con un descenso global del 4,3 por ciento desde 1990, en algunos de los países más poblados del mundo se ha producido un aumento de la ECV, como en China (10% de aumento), Indonesia (7%) e India (3%).

Las mayores tasas de mortalidad por ECV se dan en Asia Central, Europa del Este, África del Norte y Oriente Medio, Oceanía y África Central Subsahariana, donde la mortalidad estandarizada por edad supera las 300 muertes por cada 100.000 mujeres. Asia-Pacífico de ingresos altos, Australasia, Europa Occidental, América Latina y América del Norte de ingresos altos registran las tasas más bajas, con menos de 130 muertes por cada 100.000 mujeres.

Factores de riesgo

La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo que contribuye a la pérdida de años de vida por ECV en las mujeres, seguido del índice de masa corporal elevado y el colesterol LDL alto. Aunque estos factores de riesgo bien establecidos pueden afectar a las mujeres de forma diferente que a los hombres, hay factores de riesgo específicos del sexo, como la menopausia prematura y los trastornos relacionados con el embarazo, que deben ser más reconocidos y priorizados como parte de los esfuerzos de tratamiento y prevención en todo el mundo.

Las autoras destacan una serie de factores de riesgo de ECV poco reconocidos que también requieren atención. Entre ellos se encuentran los factores sociales (como el desempleo) relacionados con la ansiedad y la depresión, y las disparidades basadas en la situación socioeconómica y cultural, la raza y la pobreza. Entre sus recomendaciones se encuentran una mayor atención a la salud mental en la práctica clínica y una labor política específica de apoyo a las poblaciones de bajo nivel socioeconómico en los países desarrollados y emergentes.

"Aunque algunos factores de riesgo de ECV son similares para mujeres y hombres, las mujeres tienen más probabilidades de sufrir disparidades sanitarias debido a factores culturales, políticos o socioeconómicos. Por ejemplo, algunas normas sociales o religiosas -como las restricciones a la participación en el deporte y las actividades físicas- pueden contribuir a la ECV en las mujeres, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de adoptar iniciativas culturalmente adecuadas que se adapten a las distintas regiones y poblaciones", resalta otra de las autoras, Bairey Merz.

La Comisión también destaca la necesidad de aumentar la concienciación sobre el riesgo de ECV en las mujeres entre los médicos, los científicos y los proveedores de atención sanitaria, y que existe una necesidad insatisfecha de modelos de predicción de ECV que incluyan factores de riesgo específicos para cada sexo.

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