FUENTE: ABC
Es posible que dentro de poco las personas que experimentan una miocarditis no tengan que someterse a técnicas complicadas y con un importante riesgo. Bastará con una gota de sangre. Y esto será posible gracias al trabajo del equipo de la investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) Pilar Martín.
Su grupo, tal y como se publica hoy en « The New England Journal of Medicine», ha identificado el primer biomarcador en sangre para la miocarditis, una patología del corazón cuyos síntomas y signos son muy similares a los de un infarto de miocardio.
La clave está en la presencia de un biomarcador, un nuevo microARN (miR-721 homólogo humano) en la sangre exclusivamente de pacientes con miocarditis aguda.
Y, además, se trata de la primera prueba no invasiva capaz de diferenciar entre ambas patologías, lo que evitará realizar otras más invasivas como es un cateterismo para poder diagnosticar correctamente al paciente. En este contexto, «disponer de un marcador de sangre validado es muy relevante debido a que ayudaría a realizar un diagnóstico rápido, no invasivo y evitando otra batería de pruebas», comenta Pilar Martín.
Algo que no resulta baladí, ya que los tratamientos son diferentes. «El diagnóstico más rápido y sencillo que va a ofrecer esta prueba no solo aporta un beneficio en cuanto a la identificación en sí de la enfermedad, sino que también repercute positivamente a la hora de pautar el tratamiento, ya que este es totalmente opuesto; así, si se empieza a administrar tratamiento para un infarto, y luego resulta que es una miocarditis, la pauta administrada puede perjudicar la evolución de la miocarditis», advierte Borja Ibañez, investigador del CNIC y cardiólogo de la Fundación Jiménez Díaz, uno de los hospital que ha participado en la validación del biomarcador.
La miocarditis está causada por patógenos infecciosos, toxinas, fármacos o trastornos autoinmunes, y si no se trata puede evolucionar a una situaciones más graves, como recibir un trasplante de corazón o, incluso, causar la muerte. Su prevalencia real sigue siendo incierta debido a la dificultad de lograr, en muchos casos, un diagnóstico confirmatorio.
Por ello, los resultados tienen una gran relevancia ya que validan el primer marcador en sangre que presenta una alta sensibilidad y especificidad (superior al 90%) para diagnosticar miocarditis y discriminar a los pacientes con esta enfermedad de otros con diferentes miocardiopatías como el infarto agudo de miocardio y también de otras enfermedades inflamatorias de origen autoinmune.
La investigación, recuerda la Dr. Martín, comenzó hace ya 10 años. «El hallazgo del miR-721 tuvo lugar en el plasma de ratones con miocarditis autoinmune y viral. Este miRNA es sintetizado por las células autoinmunes Th17 que reconocen antígenos cardiacos derivados de proteínas como la alpha-miosina y atacan el miocardio, siendo responsables en gran medida de la fisiopatología de la enfermedad», explican Rafael Blanco-Domínguez y Raquel Sánchez-Díaz, primeros autores del trabajo e investigadores del CNIC.
Y, a continuación, el grupo identificó, clonó y validó el miRNA homólogo humano del miR-721, que no estaba descrito, demostrando que es sintetizado por las células Th17 de pacientes con miocarditis y que su expresión es exclusiva del plasma de estos pacientes.
Pero además, añade Raquel Sánchez-Díaz, «pese que la causa más frecuente de miocarditis es una infección viral, también puede ser secundaria a algunos tratamientos de otras patologías».
De hecho, añade la doctora Martín, la miocarditis es un efecto secundario que, aunque muy raro, en los pacientes con cáncer que están recibiendo inmunoterapia. «Es muy poco frecuente, menos del 1%, -apunta- pero es muy letal».
Y tampoco existen marcadores específicos para diagnosticar los pacientes susceptibles de desarrollar miocarditis durante el tratamiento del cáncer con inmunoterapia.
Por eso, en colaboración con la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la de Oncología Médica (SEOM), el CNIC ha puesto en marcha un registro que analiza la posible aplicación de este biomarcador para diagnosticar pacientes tratados con inmunoterapia.
Martín afirma que el ensayo con SEC y SEOM, si valida finalmente el biomarcador, «contribuirá a que las inmunoterapias sean más seguras».
«Nuestro hallazgo puede convertirse en una nueva herramienta útil en la práctica clínica que permita un diagnóstico preciso y no invasivo de la miocarditis con tan solo una gota de sangre», subraya Martín, cuyo proyecto está financiado con la Beca Leonardo para Investigadores de la Fundación BBVA. El CNIC es el único propietario de una patente relacionada con el biomarcador y su uso para el diagnóstico de miocarditis.
Además del estudio en cáncer, se está haciendo otro registro a nivel nacional para demostrar su validez en la clínica. «Coordinado desde el CNIC, este estudio está validando la expresión del biomarcador en pacientes con sospecha clínica de miocarditis. Y en él -apunta la investigadora del CNIC- se va a hacer un seguimiento a los pacientes para validar no solo el papel diagnóstico, sino también pronóstico en la evolución de estos pacientes».
Para Valentín Fuster, Director General del CNIC, «este trabajo es un paradigma de cómo la investigación básica que se lleva a cabo en el CNIC contribuye al bienestar de la sociedad al trasladar a la clínica la investigación que llevamos a cabo en los laboratorios del centro».