FUENTE: 20 Minutos
El cáncer de piel es uno de los tipos más comunes, y su incidencia aumenta cada año a medida que nos exponemos más al sol y se popularizan distintas técnicas de bronceado artificial. Por ello, es importante conocer la enfermedad, sus síntomas, cómo prevenirla y qué hacer si sospechamos que lo padecemos.
¿Qué es el cáncer de piel?
Como todos los cánceres, se trata de un proceso incontrolado de división celular (que, en este caso se da en las células cutáneas) y hasta el punto en el que las células cancerígenas llegan a superar en número a las células normales. Esta masa de crecimiento anormal carece de finalidad biológica, consume recursos del huésped y es prácticamente autónoma.
Además, el cáncer, que en la mayoría de los casos comienza de forma localizada, puede diseminarse a otras partes del cuerpo, llegando a un punto en el que el tratamiento es muy difícil.
Aunque los mecanismos que llevan a este crecimiento descontrolado no están del todo claros, se sabe que se deben a la acumulación de mutaciones en las células, que pueden venir a su vez provocadas por factores externos como, en el caso del cáncer cutáneo, la exposición a la radiación ultravioleta.
¿Qué tipos de cáncer de piel existen?
Existen muchos tipos de cáncer de piel, aunque los tres más frecuentes son:
¿Cuáles son sus síntomas?
La sintomatología del cáncer de piel depende enteramente de su tipo, pero es común que se limite a la aparición de pequeñas anomalías en la piel y no causen molestias reales hasta alcanzar fases relativamente avanzadas de desarrollo. En ese momento, los pacientes pueden sentir dolor, escozor o incluso experimentar sangrado en la lesión.
Sin embargo, y teniendo en cuenta que frecuentemente estas anomalías son visibles o palpables, es importante estar alerta y acudir al especialista si se encuentra alguna, ya que la detección temprana mejora con mucho el pronóstico en cualquiera de los tipos. Estas anomalías pueden tomar la forma de cambios en los lunares existentes, aparición de lunares o manchas cutáneas, bultos, descamaciones, llagas, verrugas o pequeñas heridas.
¿Cómo se trata?
En el caso de los cánceres de células basales o escamosas, lo más frecuente es que el tratamiento consista únicamente en una pequeña cirugía local para extirpar la masa cancerosa y, si procede, una cirugía reconstructiva para cerrar la lesión. En cambio, el melanoma y otros tipos menos comunes pueden requerir otro tipo de estrategias como inmunoterapia para el cáncer, medicamentos de terapia dirigida, quimioterapia, radioterapia o una combinación de ellas.
¿Se puede prevenir?
Si bien todo el mundo es susceptible de sufrir cánceres cutáneos, hay ciertas medidas que a priori pueden reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. A grandes rasgos, se cree que limitar la exposición a la luz solar, usar protector solar y abstenerse de emplear métodos artificiales para broncearse (como las cabinas de rayos UV) minimizan las posibilidades de que aparezca.