FUENTE: EFE Salud
Que no cunda el pánico. Puede aparecer osteoporosis en el embarazo, aunque se trata de una patología rara. Eso sí, la ‘buena noticia’ en este contexto es que en la mayor parte de los casos suele ser una enfermedad autolimitada y suele resolverse sin dejar secuelas meses después del parto.
Así, el diagnóstico y el tratamiento precoz pueden evitar la morbilidad de esta enfermedad.
En concreto, la osteoporosis transitoria del embarazo, o síndrome de edema de médula ósea (síndrome SEMO), es una forma rara de osteoporosis, de origen multifactorial, que suele aparecer en el tercer trimestre de gestación, y de forma menos frecuente en el puerperio y la lactancia, aunque también se puede presentar en personas no gestantes y de ambos sexos.
Su incidencia se estima en 4 casos por millón de embarazadas, según explica el doctor Juan Carlos Percovich, especialista en Endocrinología y Nutrición del Ruber Internacional Centro Médico Habana y experto en osteoporosis, quien lamenta que se trata de una patología muchas veces infradiagnosticada, que en casos raros puede llegar a provocar la fractura del hueso afectado.
Por ello, el doctor Percovich aconseja siempre en estos casos un abordaje multidisciplinar (ginecología, traumatología, anestesia, fisioterapia… etc), aparte de la realización de una resonancia magnética y una densitometría ósea a los 12-18 meses del inicio del cuadro, y así poder para confirmar la resolución del mismo.
La osteoporosis primaria (por envejecimiento), según la define la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), se caracteriza por una disminución de la resistencia ósea que condiciona un aumento de la susceptibilidad a fracturas por fragilidad, y la secundaria, independiente de la edad, se produce por ciertas enfermedades o medicamentos.
“La importancia de sospecha radica en la remota posibilidad de fractura ósea que puede asociarse, así como en la valoración de la necesidad de un parto por cesárea en los casos en los que afecta a la cadera, que es la localización más frecuente”, afirma el especialista de Quirónsalud.
En concreto, precisa que la localización más frecuente es en la cadera, especialmente en el lado izquierdo, y por la presentación cefálica fetal, aunque con menor frecuencia puede afectar a ambas caderas a la vez. Eso sí, señala que se han descrito casos en otras localizaciones como rodillas o tobillos.
Por qué es importante conocerla en el embarazo
Generalmente, el especialista en Endocrinología y Nutrición del Ruber Internacional mantiene que la osteoporosis transitoria de la cadera no contraindica el parto por vía vaginal, si bien asegura que siempre hay que individualizar cada caso, y en función de la limitación de los movimientos, del grado de afectación de la articulación, y del riesgo de fractura.
Recuerda a su vez que en la actualidad la causa no está claramente identificada, pero el dolor parece ser causado por la presión dentro del hueso ejercida por el aumento del líquido en la médula ósea. Se consideran “múltiples” los factores que pueden provocarla. Entre estos, el doctor apunta a los siguientes:
¿Cómo sospechar de ella en el embarazo?
Uno de los problemas con los que se enfrentan los especialistas muchas veces durante el embarazo es que sus síntomas son frecuentemente malinterpretados tal como señala el doctor Donald Davis en un artículo publicado recientemente, pudiéndose confundir con dolor traumático, enfermedades malignas, infecciones, osteonecrosis, síndrome de dolor regional complejo etc., impidiendo su diagnóstico y dilatando el comienzo del tratamiento.
Este experto cree que siempre debe sospecharse ante toda gestante que en el tercer trimestre sufra un dolor de forma permanente en una articulación, que poco a poco la vaya invalidando, y que sea de carácter mecánico.
Es decir, para detectarlo o empezar a sospechar de esta patología, según indica el doctor Juan Carlos Percovich, entre sus síntomas destacarían la aparición de un dolor de forma súbita, debido al edema de la médula ósea, sin causa aparente, que aumenta con los movimientos, pero que mejora con el reposo. Este dolor, prosigue, también puede impedir la deambulación.
“Según la evolución de los síntomas, la limitación de la movilidad de cara al parto o la sospecha de existencia de fractura, o riesgo de la misma durante el parto y, valorando siempre el riesgo/beneficio, se individualizará cada caso para decidir la necesidad de petición de resonancia magnética que confirme el diagnóstico y sus complicaciones”, mantiene el experto en Endocrinología y Nutrición del Ruber Internacional Centro Médico Habana.
Sobre su tratamiento, el doctor apunta que en general, al ser una enfermedad autolimitada que suele resolverse entre 3 y 9 meses y sin dejar secuelas, las medidas están destinadas al control del dolor con analgésico (paracetamol), reposo, así como descarga de la articulación (muletas), principalmente.
En los casos en los que estas medidas sean insuficientes se aconseja rehabilitación. Otros tipos de tratamientos no son recomendables por los posibles efectos fetales, sentencia el doctor Percovich.