Fuente: Sinc
El aneurisma aórtico abdominal es una enfermedad degenerativa crónica, potencialmente mortal, en la que el diámetro de la arteria aorta en la zona del abdomen tiende a expandirse de manera progresiva, lo que incrementa el riesgo de ruptura de la misma. Su prevalencia puede alcanzar hasta al 8 % de varones de más de 65 años.
En la búsqueda de nuevos tratamientos para la enfermedad, un equipo de investigación ha identificado la tirosina hidroxilasa (TH), como una potencial diana farmacológica.
El aneurisma aórtico abdominal es una enfermedad cardíaca, degenerativa y potencialmente mortal, cuya prevalencia puede llegar a alcanzar hasta el 8 % en varones de más de 65 años
Se trata de una enzima fundamental para la síntesis de catecolaminas, neurotransmisores y hormonas, que desempeñan un papel fundamental en el control de la función cardiovascular.
El estudio, publicado en la revista Hypertension, ha sido desarrollado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC), en colaboración con el Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (IIB Sant Pau) y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
La reparación quirúrgica, único tratamiento en la actualidad
A pesar de la alta morbilidad y mortalidad de esta patología, hasta el momento ningún fármaco ha sido capaz de limitar el crecimiento o el riesgo de rotura del aneurisma, por lo que el seguimiento de su evolución y la reparación quirúrgica de aquellos que presentan un alto riesgo de ruptura son los únicos enfoques para su tratamiento en la actualidad.
La nueva investigación se centra en hallar nuevas estrategias farmacológicas que posibiliten un tratamiento efectivo, ya que del origen y evolución de esta patología se conoce muy poco.
“Hemos detectado el incremento de la expresión de esta enzima y de otros genes de la vía de síntesis de catecolaminas, tanto en el aneurisma humano como en dos modelos animales con aneurisma de aorta abdominal, caracterizando su perfil de expresión en la pared vascular”, explica Cristina Rodríguez Sinovas, investigadora en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).
Para la experta, “lo más interesante es que la inhibición farmacológica de la enzima es capaz de limitar el desarrollo de aneurismas en estos dos modelos animales, preservando la integridad de las láminas elásticas, reduciendo el estrés oxidativo y la inflamación vascular”.
“Es necesario avanzar en el desarrollo de nuevas estrategias farmacológicas dirigidas contra esta enzima en el tratamiento de los pacientes afectados”, asegura José Martínez González, jefe de grupo del CIBERCV en el IIBB-CSIC y último firmante del trabajo.