Fuente: 20 Minutos
Los dentistas insisten mucho en que debemos cepillarnos los dientes al menos dos veces al día, y que una de ellas sea antes de irnos a la cama. Una vez cumplidos estos mínimos, el paso siguiente para que nuestra higiene bucal sea impecable es cepillarse correctamente y con el cepillo y la pasta de dientes adecuados. Y es que, con tanta oferta de dentífricos en el supermercado o en la farmacia, muchas veces no sabes cuál es el más apropiado para nosotros.
¿Qué función debe cumplir la pasta de dientes?
En un cepillado estándar, es decir, si no tenemos ningún problema de salud bucal, como gingivitis, las pastas de dientes tienen que estar destinadas a prevenir, tanto las caries como la placa bacteriana. Para ello, deben incluir los ingredientes adecuados.
El ingrediente más común para prevenir la caries es el flúor, un elemento que actúa sobre el esmalte y lo hace más resistente. Para que sea eficaz, su contenido tiene que ser superior a 1000 ppm e inferior a 1500 ppm. El motivo de no excederse es que su ‘sobredosis’ puede provocar fluorosis, manchar los dientes y deteriorarlos. Para evitar la fluorosis en niños, el contenido de este debe ser menor menos de 500 ppm en niños de hasta seis años y menos de 1000 de siete a doce.
El flúor puede encontrarse en diversas formas, como fluoruro de sodio, fluoruro de estaño… y también puede incluir otros ingredientes de eficacia probada anticaries, como el hexametafosfato de sodio, pirofosfatos o citrato de zinc. El estaño, por ejemplo, tiene varias funciones adicionales, como proteger las encías, eliminar manchas superficiales, prevenir la sensibilidad o evitar la halitosis y la erosión.
¿Cómo elegirla?
En principio, todas las pastas deberían cumplir con unos principios básicos de calidad y seguridad, por lo que cualquier pasta que elijamos en el supermercado debería ser adecuada e incluir el sello de ADM de seguridad. Sin embargo, será mejor para la salud de nuestros dientes si tenemos en cuenta otros aspectos.
•Poco agresivas. Hay pastas que incluyen ingredientes que, usados en exceso o en una cantidad superior, puede agredir nuestros dientes. Este es el caso, por ejemplo, de pastas blanqueantes, con carbón activo, peróxido de hidrógeno, etc. Estos ingredientes, mejor evitarlos y optar por pastas poco agresivas y respetuosas con los dientes.
•Mejor que no tenga sabor. No es que haga daño, pero muchas veces, tener un sabor demasiado fresco en la boca puede dar una falsa sensación de limpieza, así que mejor evitarlos, porque no aportan nada a la limpieza.
•Mejor de plástico. Los tubos metálicos, aunque son poco frecuentes, eliminan la función del flúor, así que mejor evitarlos.
•Con humectantes. Humectantes como el sorbitol o la glicerina la mantendrán en perfecto estado. Aunque para ello, también es importante cerrarlo bien y seguir las indicaciones de consumirla antes de los meses indicados, que suelen ser 12.
Pastas específicas, ¿funcionan? ¿Cómo tienen que ser?
Si queremos solucionar o tratar algún problema bucal concreto, lo mejor es elegir pastas específicas. En algunos casos, como la gingivitis, es mejor dejarse aconsejar por el dentista.
Para una higiene completa y saludable tampoco podemos olvidarnos de cepillarnos al menos durante dos minutos, limpiar también la lengua, completar el cepillado con hilo o un cepillo interdental y terminar con un colutorio. Además, es importante no enjuagar la boca con agua después de cepillado si ni queremos eliminar los efectos antibacterianos de la pasta, que debe durar algunas horas.