Fuente: 20 Minutos
La pandemia de coronavirus habrá logrado acrecentar nuestro temor ante ese enemigo microscópico que son los virus, pero lo cierto es que en ocasiones pueden convertirse en nuestros aliados.
Así lo demuestra un trabajo publicado en el medio especializado Cell Reports por un grupo de investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), centro mixto de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha evidenciado el potencial terapéutico que tiene un parvovirus de ratón para infectar y destruir células madre de glioblastoma humano.
Este tipo tumor cerebral está considerado como el más agresivo, y es esencialmente incurable por la medicina actual.
Los resultados representan un importante avance en una nueva medicina personalizada y biosegura, la de los virus 'anti-cáncer' o virus oncolíticos, que infectan selectivamente células madre malignas. Se trata de una de las líneas de trabajo más prometedoras dentro de la búsqueda de tratamientos para el cáncer alternativos o complementarios a otros como la radioterapia o la quimioterapia.
De momento, el experimento se ha llevado a cabo sobre células madre de glioblastoma cultivadas in vitro y obtenidas de pacientes humanos implantadas en modelos animales (ratones humanizados). Posteriormente, a estos ratones se les inocularon dos cepas de un parvovirus (MVM) que no son patógenas para los humanos y que atacan células con determinadas mutaciones en el alelo p53 responsables del glioblastoma.
El funcionamiento se basa, por una parte, en la naturaleza del cáncer (que se origina a partir de una mutación genética heredada o adquirida) y en los mecanismos por los que los virus seleccionan las células que atacan (a partir de su ADN). De esta forma, se pueden emplear virus naturales que atacan únicamente a las células que porten esta mutación, o incluso se pueden modificar genéticamente para que lo hagan así.
Esta es la gran ventaja de los virus oncolíticos frente a otras líneas de tratamiento. Por ejemplo, la radioterapia y la quimioterapia no sólo causan daños en las células cancerígenas, como ocurre con estos virus, sino que también tienen un impacto considerable en el resto del organismo.