Fuente: EFE Salud
Llega el frío y con él las temidas infecciones respiratorias tan frecuentes en los niños hasta que acaba el invierno.
Además, estamos inmersos en la pandemia COVID-19, por lo que debemos estar doblemente alerta y saber diferenciar a la perfección los síntomas de una u otra patología.
Entre los más pequeños de la casa suelen ser muy frecuentes en esta época las laringitis y las bronquiolitis, dos infecciones respiratorias de origen vírico altamente contagiosas.
El año pasado apenas las padecimos, gracias a las medidas de prevención puestas en marcha de forma exhaustiva por todos frente a la infección por SARS-CoV-2, pero con la relajación de estos últimos meses, los pediatras prevén un invierno ‘cargadito’ de infecciones respiratorias.
Así, el pediatra José Casas, jefe de la Unidad de Pediatría y Adolescencia del Hospital Ruber Internacional de Madrid, reconoce que en las infecciones respiratorias las señales suelen ser similares: tos, mocos, y fiebre.
Por ello, y ante la menor duda, aconseja acudir siempre al especialista de referencia para realizar una consulta y, en caso de ser necesario, la prueba de un test COVID o de otro tipo de virus o gérmenes que puedan ser los responsables de la infección.
De hecho, afirma que sí existen diferencias entre las distintas afecciones: “Entre la laringitis y la bronquiolitis, la diferencia radica en la zona de las vías respiratorias afectada. En la laringitis la parte superior, y en las bronquiolitis la inferior. Esto se traduce en pequeños matices en los síntomas, que difieren, por ejemplo, en el tipo de tos que provoca cada una de ellas: ambas secas, pero con un sonido perruno muy característico en las laringitis; mientras que en la bronquiolitis suele presentar signos más agudos de dificultad respiratoria a nivel de abdomen”.
Identificar las bronquiolitis
Al igual que la laringitis, el pediatra del Hospital Ruber Internacional (Quirónsalud), subraya que la bronquiolitis afecta más a los más pequeños, especialmente a recién nacidos y a los menores de dos años.
En este caso, explica que la inflamación se produce en las vías respiratorias inferiores, y dice que es habitual su diagnóstico entre noviembre y abril; siendo el virus sincitial respiratorio el responsable en casi todos ellos, aunque hay otros virus que pueden causar un cuadro similar.
Sobre los primeros síntomas, mantiene que son similares a los de un catarro (tos y mocos), duran en torno a tres o cuatro días; para después presentar dificultad al respirar: “El menor inhala de forma acelerada, moviendo continuamente el abdomen y vemos sus costillas marcadas. Otros síntomas son: apnea del sueño, inapetencia, o fiebre en algunos casos”.
A la hora de aliviarla, el experto sostiene que podemos aplicar desde casa las siguientes medidas: posición ligeramente incorporada en la cuna; no acudir a la guardería; abrigar pero no en exceso; evitar la exposición a humos (tabaco); mantener la hidratación con pequeñas tomas de líquidos, mediante pecho o biberón para los más pequeños; dieta normal, en una menor cantidad y con mayor frecuencia; ayudar a la expulsión de los mocos, si es el caso, utilizando suero salino fisiológico o a través de la aspiración suave.
“En algunos casos se puede necesitar tratamiento en el hospital, como oxígeno, aerosoles con suero salino hipertónico, oxígeno con alto flujo u otro tipo de apoyo respiratorio en los más afectados. Además, tras superar una bronquiolitis, algunos niños presentarán episodios similares, con tos y dificultad respiratoria cuando vuelven a tener otro catarro”, advierte el doctor Casas.
La tos de perro de la laringitis
En el caso de la laringitis, una infección respiratoria que provoca la inflamación de la laringe, subraya que suele afectar a niños de entre seis meses y seis años, y de forma más frecuente en los meses de frío.
La tos, similar al sonido de un ladrido de perro, indica que es su síntoma más característico, aunque también los menores pueden manifestar mocos y fiebre, especialmente en los primeros días.
“Sufren un tipo de tos seca y fuerte, que se relaciona con voz ronca y afónica; ruido al respirar, de forma que es posible que algunos niños produzcan un sonido al inhalar, también conocido como ‘estridor’; dificultad para respirar; y todos ellos se agravan especialmente por la noche.
La laringitis no es una infección grave, y termina curándose por sí sola. No obstante, los casos en los que el niño presente ruido al respirar o dificultad respiratoria pueden requerir tratamiento para reducir la inflamación de la laringe con medicamentos como los corticoides, que son antinflamatorios”, advierte.
¿Cómo mejorar estos síntomas?
El pediatra del Hospital Ruber Internacional apunta los siguientes consejos: beber líquidos; no obligar a comer; inhalar aire húmedo, que se puede conseguir en el baño, acompañando al niño con la puerta cerrada y dejando abierto el grifo de agua caliente, de 10 a 20 minutos; usando un humidificador o colocar recipientes con agua en los radiadores; facilitar que el menor respire aire frío a través de la ventana, abrigándole previamente; sabes que los antibióticos no son útiles en estos casos, y en los jarabes y supositorios, antes de ofrecerlos a los pequeños se debe acudir al pediatra.
Se puede prevenir
En última instancia, el doctor Casas insiste en que, tal y como hemos visto con la COVID-19, otra infección respiratoria, considera que son eficaces las siguientes medidas: “Siempre podemos aplicar algunas medidas de precaución como limpiarse las manos con frecuencia, no permanecer con adultos o menores con estas enfermedades y no acudir a lugares con ambiente cerrado donde hay muchas personas, o en los que se fuma”.
¿Cuándo debemos llevar a nuestros pequeños a Urgencias?
En casos de laringitis el especialista de Quirónsalud ve recomendable estar atento a si los síntomas empeoran: “Es aconsejable acudir a Urgencias cuando el sonido o estridor se produce en una respiración tranquila, o si el niño no puede tomar aire correctamente, es decir, se acelera, se marcan las costillas, se mueve la tripa continuamente, se hunde la zona pectoral o el cuello se estira. Igualmente, se debe contactar con Urgencias si el pequeño no puede tragar, babea demasiado, o la boca, o su alrededor, se vuelve de color azul o pálida”.
En cuanto a las bronquiolitis, el pediatra apunta que las señales de alarma son: cambios de color de la piel, que palidece o torna a morado; una mayor dificultad en la respiración o pausas en esta; si apenas come, vomita o la toma hace que se fatigue; si tiende a dormir, a irritarse y su estado de salud, en general, es malo.