Fuente: 20 Minutos
Las reacciones adversas que las vacunas contra la Covid-19 han provocado en algunas personas (siendo los casos raros y eventuales) han hecho que la farmacovigilancia se haya convertido en una actividad esencial. Sin embargo, hace ya tiempo que es una labor cotidiana, solo que no se le había dado el protagonismo que tiene hasta este momento de pandemia.
Pero, más allá de la Covid-19, la farmacovigilancia tiene el importante cometido de identificar, evaluar y comprender cuáles son los efectos adversos de los medicamentos para estudiar la mejor manera de prevenirlos. A pesar de que todos han pasado por una serie de controles que permiten un uso seguro, nunca podemos saber a ciencia cierta qué puede ocurrir cuando se comercializan.
Conocer todos los efectos adversos de los fármacos es imposible
Saber todos y cada uno de los efectos adversos que puede tener un medicamento es imposible. Pueden generar una dependencia que no se podía demostrar en los ensayos en un porcentaje tan alto o provocar náuseas en algunos casos, siendo considerado esto un efecto adverso raro. La farmacovigilancia tiene la responsabilidad de controlar todo esto.
La Dra. Glòria Cereza, médico especialista del Centro de Farmacovigilancia de Cataluña explica que "aquellas reacciones adversas a medicamentos muy poco frecuentes o raras solo pueden ser identificadas cuando los medicamentos son utilizados en decenas de miles de personas, algunas de las cuales toman diversos medicamentos con los que se pueden presentar interacciones".
Además, la doctora incide en que en los ensayos clínicos hay un número limitado de participantes, que suele ser relativamente bajo, y que además el seguimiento de los posibles efectos adversos que pueden aparecer se hace en un periodo corto de tiempo. Por lo tanto, la farmacovigilancia resulta indispensable para poder conocer mejor todos los efectos adversos de los fármacos.
El sistema español de farmacovigilancia ¿cómo funciona?
En España contamos con un sistema de farmacovigilancia en el que los ciudadanos, pero también los profesionales sanitarios, pueden enviar sus notificaciones sobre un medicamento en concreto. De hecho, pueden abrir una nueva notificación o añadir información adicional sobre un caso que ya hayan notificado previamente. Para ello, deben aportar sus datos (nombre, apellidos, sexo, edad, peso y estatura, y si padecen alguna enfermedad.
Además se solicitará otra información como si se ha dejado de tomar el medicamento, cuál era su lote, la gravedad de las reacciones adversas, entre otros datos que serán fundamentales para poder estudiar esos efectos y contrastarlos con el de otros ciudadanos. El portal NotificaRAM ya fue fomentado en 2020 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) bajo el hashtag #MedSafetyWeek.
¿Qué puede cambiar la farmacovigilancia?
La farmacovigilancia puede hacer que los prospectos de los medicamentos cambien si se notifican determinados efectos adversos. Por eso, en ciertos fármacos estos son tan amplios, aunque algunos efectos son muy raros que aparezcan. También, es posible completar el apartado de interacciones con otros fármacos e, incluso, no recomendar su uso en determinadas personas.
Con todo, la farmacovigilancia también es útil para retirar del mercado medicamentos, como ocurrió con la aspirina infantil. El descubrimiento de que podía causar el Síndrome de Reye, una rara pero grave complicación, provocó que la sacasen del mercado y que los niños menores de 16 años ya no pudiesen consumirla, como explican desde la Asociación Española de Pediatría (AEPAP).