Fuente: La Razón
Mejorar la salud a través de la aplicación de las nuevas tecnologías requiere de la colaboración de todos, especialmente de los profesionales sanitarios. Un ejemplo de esta forma de poner la innovación y la digitalización al servicio del paciente es el sistema español de Receta Electrónica Privada. Un proyecto que, desde hace más de dos años, impulsamos los consejos generales de médicos, dentistas, podólogos y farmacéuticos.
Este sistema permite que cualquier receta electrónica privada pueda ser dispensada en cualquier farmacia, con las máximas garantías para profesionales, pacientes y administraciones. El primer paso fue suscribir un acuerdo y establecer los estándares y requisitos de los procedimientos de homologación necesarios para la interoperabilidad y garantizar la seguridad en el tratamiento de la información; la protección de la confidencialidad; y cumplir los requisitos obligatorios de la receta; como nos encomendó la normativa sanitaria.
La importancia de este hito radica en su trascendencia y en haberse desarrollado en los meses más duros de la pandemia. Escenario que supuso un estímulo para facilitar las prescripciones a todos los ciudadanos, en especial a pacientes aislados, confinados o más vulnerables, que no debían acudir a los centros sanitarios.
Los resultados de estos dos años son realmente positivos, habiéndose facilitado la prescripción y dispensación de cerca de un millón de medicamentos. Datos que confirman la importancia de las organizaciones colegiales en el desarrollo de iniciativas de interés público, y, en nuestro caso, certifica nuestro compromiso con la transformación digital de la Sanidad.
Fuimos pioneros en el desarrollo de la receta electrónica pública y lo volvemos a ser a nivel europeo con el sistema de Receta Electrónica Privada. Siempre con la máxima de que digitalizar es humanizar, porque cualquier avance debe pasa por garantizar sus beneficios al mayor número de personas.