Fuente: La Razón
El Equinoccio de Primavera es el momento del año en el que el Sol incide directamente sobre el Ecuador, haciendo que el día y la noche duren lo mismo. Y es el momento que marca el inicio a la primavera. En el Hemisferio Norte -es decir, el nuestro- esta efeméride astronómica tiene lugar entre el 19 y el 21 de marzo. Concretamente, este año la primavera en España comenzará oficialmente esta tarde a las 16:33 horas. Y se extenderá hasta el próximo 21 de junio, momento en el que comenzará oficialmente el verano, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, perteneciente al Instituto Geográfico Nacional.
Cada año cambia el momento del equinoccio. Si bien es cierto que esta circunstancia solo podrá darse -a lo sumo- en tres fechas distintas a lo largo del siglo XXI (19, 20 y 21 de marzo), las variaciones en el momento en el que ocurre cada año son notables. Este diferencia se deben al modo en que la duración de la órbita de la Tierra alrededor del Sol (conocida como año trópico) encaja en la secuencia de años del calendario, puesto que unos son bisiestos y otros no.
Polen y ácaros
La primavera se caracteriza por ser la época del año en que la longitud del día se alarga más rápidamente. En las latitudes de la Península Ibérica, el Sol sale por las mañanas más de un minuto antes que el día anterior y por la tarde se pone más de un minuto después. De este modo, al inicio primaveral el tiempo en que el Sol está por encima del horizonte aumenta casi tres minutos cada día en esas latitudes. Esta abundancia de luz solar convierte a la primavera en el momento de mayor floración del año.
Por un lado, el hecho de que muchas plantas florezcan ahora, hace de la primavera una de las estaciones más bonitas, porque todos los campos se tiñen de infinidad de colores. Pero -por otro lado- también hace que sea uno de los periodos más temidos para los alérgicos, sobre todo por los elevadísimos niveles de polen que se registran en esta época.
En España, las plantas que más cantidad de polen producen son las gramíneas, con alrededor de siete millones de personas afectadas, según los datos manejados por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). El polen producido principalmente por las gramíneas resulta inofensivo para la mayoría de la gente, pero para aquellas personas que son alérgicas, se puede convertir en todo un infierno; provocando diversos problemas, como la rinitis, la conjuntivitis e -incluso- el asma, entre otros.
Sin embargo, en esta época, el polen no es el único alérgeno (sustancia que puede provocar una reacción alérgica) que tiene una incidencia superior. También es el momento en el que más proliferan los ácaros, que causan uno de procesos alérgicos respiratorios más comunes.
Los ácaros no pican ni transmiten enfermedades, pero están desperdigados en el polvo, y al inhalarlos entran en los pulmones y irritando todo el sistema respiratorio. En realidad, no se trata de una enfermedad estacional, porque los afectados están condenados a sufrirla durante todo el año, pero sí que es una alergia que se intensifica en las épocas en las que la temperatura y la humedad aumenta, como es el caso de la primavera; porque esta es la circunstancia que más favorece el desarrollo de los ácaros.
¿Cómo prevenir la estas alergias respiratorias?
La buena noticia es que, tanto la rinitis como el asma alérgicas provocadas por estas afecciones, pueden tratarse de forma sintomática, con antihistamínicos, descongestivos nasales, broncodilatadores, etc. Pero a pesar de ello, deberíamos tomar algunas precauciones especiales para prevenir que la alergia al polen y a los ácaros nos impida vivir tranquilos: