Fuente: 20 Minutos
Si algo ha dado que hablar de la gala de los Premios Óscar 2022 ha sido el extraño momento protagonizado por Will Smith (por cierto, ganador del galardón al mejor actor) y el humorista Chris Rock: el primero abofeteó al segundo después de que hiciera un chiste sobre Jada Pinkett Smith (esposa de Smith), comparándola con la Teniente O'Neil de la película G.I. Jane (Ridley Scott, 1997) por la cabeza rapada que lucen ambas.
Y es que, coincidentemente, Jada Pinkett Smith había explicado en diciembre a través de sus redes sociales que padece alopecia, una condición sobre la que, por otra parte, ya venía hablando desde el año 2018.
¿Qué es y por qué se produce?
El término alopecia simplemente hace referencia a la caída del cabello, lo que también se conoce como calvicie. Normalmente afecta al cuero cabelludo, aunque también puede darse en cualquier otra parte del cuerpo en la que brote pelo.
La alopecia puede estar provocada por muchas razones. La más común (denominada androgénica) combina factores hormonales y genéticos; en otras instancias, puede tener origen traumático (roces constantes, tirones...), autoinmune, tóxico, infeccioso o cicatrizal, entre otros.
La alopecia androgénica puede darse tanto en varones como en mujeres, aunque con mucha mayor frecuencia en los primeros.
¿Cuáles son sus síntomas?
El signo claro de la alopecia es la caída del cabello, siguiendo diferentes patrones según su causa.
Así, por ejemplo, en el caso de la alopecia androgénica se dan dos formas diferenciadas: la masculina, en la que la caída se produce principalmente en las zonas frontal y parietal (retraso progresivo de la línea de implantación o 'entradas') y la femenina, en la que la pérdida del cabello es difusa y repartida por todo el cuero cabelludo, sin desplazamiento de la línea de implantación.
En otras etiologías, es más común que la alopecia o bien afecte a todo el pelo del cuerpo de manera más o menos difusa o severa o bien afecte a zonas muy específicas, afectadas por el problema de fondo.
¿Cómo se trata?
El tratamiento de la alopecia depende enteramente de su causa; sin embargo, en las instancias más comunes (androgénicas) puede resultar especialmente complicado.
De hecho, actualmente sólo existen dos fármacos cuya eficacia (limitada, por otra parte) en este supuesto se considere corroborada por evidencia científica: el minoxidil y el finasteride. El trasplante capilar, no obstante, resulta bastante efectivo en aquellos pacientes que reúnen las condiciones para someterse a él.