Por Amira Tellas | Revisado por Teresa López de Coca y María Gil
La demencia es una enfermedad multifactorial en la que podemos diferenciar factores de riesgo y factores protectores. Aunque algunos de estos factores no son modificables (como la edad, el sexo o la genética), sí que podemos intervenir hasta en un 40% de los factores asociados al desarrollo de demencia. No obstante, esto dependerá de la voluntad del propio paciente.
Hoy, 7 de abril, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud, destacamos 11 hábitos de vida para conseguir un envejecimiento saludable.
Audición y relaciones sociales
La pérdida auditiva suele desarrollarse a partir de los 50 años, llevando, en muchas ocasiones, a un aislamiento social del paciente. Por ello, es recomendable el uso de audífonos para que el paciente se sienta integrado en su día a día, con el objetivo de que mantenga una vida social activa.
Actividad física
Realizar ejercicio físico protege del desarrollo de enfermedades neurodegenerativas y previene la aparición de deterioro cognitivo. Los expertos recomiendan un abordaje personalizado que busque cubrir las necesidades del paciente, teniendo en cuenta sus antecedentes clínicos y físicos, así como sus preferencias y posibilidades. Es importante que la actividad física sea regular y sostenida.
Evitar hábitos tóxicos
El consumo de tabaco parece afectar a nivel del estrés oxidativo y los procesos de inflamación, mecanismos que guardan relación con la Enfermedad de Alzheimer. Además, ha demostrado aumentar el riesgo de ictus y, con ello, de demencia vascular.
Música
Se han observados efectos beneficiosos de la música en pacientes con deterioro cognitivo cuando se complementa la terapia farmacológica con musicoterapia, es decir, cuando se usa la música con fines terapéuticos. Esto es debido a que la música crea un ambiente seguro en el cual el paciente se siente relajado y vuelve a conectar consigo mismo.
En este sentido, la práctica musical, a través de un instrumento o cantando, es una actividad muy prometedora en la prevención del deterioro cognitivo, pues involucra los sistemas sensorial y motor, así como procesos cognitivos de alto nivel, que implican operaciones mentales más elaboradas que la propia percepción.
Nutrición
La nutrición puede actuar como factor protector o factor de riesgo en numerosas enfermedades, incluyendo las demencias. Se recomienda un alto consumo de alimentos antioxidantes y evitar ciertos tóxicos, como el alcohol, o inflamatorios. En general, es aconsejable una dieta rica en color, para asegurarnos de recibir todas las vitaminas necesarias.
Lectura
Se ha visto que la lectura es un buen recurso para estimular y mantener la función cognitiva, pues ejercita la concentración, la atención, la memoria y la construcción de imágenes visuales. Además, con la lectura, se ha visto un aumento de la conectividad de nuestro cerebro en áreas relacionadas con el lenguaje y la región sensorial. Esto podría deberse a que es una actividad que requiere de concentración y reflexión. Por este motivo, es importante que la lectura sea comprensiva.
Internet
Un reciente estudio llevado a cabo por esta institución ha comprobado que el entorno web es una herramienta de estimulación cognitiva para las personas mayores que puede contribuir a frenar del deterioro cognitivo asociado a la edad.
Juegos de estimulación cognitiva
Los juegos, al igual que la lectura, o el uso de internet, requieren de ciertas capacidades por parte del paciente, quien acaba avivando su mente gracias a las reglas del juego o a su propia complejidad. Esto permite estimular diferentes áreas cerebrales, como la memoria, la orientación, la atención, la percepción o el lenguaje.
Mantenerse ocupado
Mantener una estimulación diaria a través de rutinas como cocinar, pasear, asearse, pasar rato con la familia o fomentar las relaciones sociales, pueden ser fundamentales para prevenir el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
Jubilación activa
Cuando nos jubilamos logramos mejorar nuestra salud física al reducir los niveles de estrés, tener más tiempo libre para realizar ejercicio físico e incluso más horas de descanso. Sin embargo, es común que, en este nuevo periodo, las personas reduzcan las actividades sociales y/o intelectuales, por lo que es muy importante no dejar de lado la rutina. Puede ser un buen momento para leer, hacer un viaje, aprender otro idioma o a tocar un instrumento, cursas estudios nuevos, etc.
Dormir bien
La falta de sueño podría ser considerado como un factor de alerta de susceptibilidad de padecer enfermedades neurodegenerativas, debido a que el insomnio de forma prolongada está asociado a problemas de memoria y concentración, llegando incluso a padecer trastornos del lenguaje. Sin embargo, un exceso de sueño también podría ser considerado un signo de alerta de deterioro cognitivo, sobre todo cuando ello constituye un cambio en el hábito del paciente. Esto es debido a que, en las etapas iniciales de deterioro cognitivo, el sujeto experimenta dificultades a la hora de comprender y procesar la información, lo cual lleva a una falta de interés y a un aumento de la somnolencia.
¡Nunca es demasiado pronto!