Fuente: 20 Minutos
Los sustitutos del azúcar son una opción muy común para lograr un sabor dulce en los alimentos sin necesidad de ingerir el elevado número de calorías que contiene el azúcar, o para aquellas personas con diabetes que tienen problemas para regular los niveles de glucosa en sangre.
No obstante, son varios los estudios que ya han venido advirtiendo de posibles efectos negativos que pueden tener sobre el organismo. Ahora, un grupo de científicos ha presentado en la conferencia Experimental Biology 2022 celebrada por la American Society for Biochemistry and Molecular Biology los resultados de un trabajo que ha encontrado que podrían inhibir seriamente la eliminación de toxinas en el hígado.
Acumulación de medicamentos el en organismo
Concretamente, los investigadores han estudiado el modo en el que los edulcorantes acesulfamo k y sucralosa interfieren en los procesos celulares del hígado.
De esta manera, observaron que ambas sustancias inhiben la actividad de la glicoproteína P, una proteína presente en la membrana celular con una función muy importante: facilitar la salida de un buen número de sustancias de la célula.
Concretamente, pertenece a la familia de los transportadores ABC, que cumplen un papel clave en la defensa del organismo frente a sustancias xenobióticas (sustancias químicas que no se encuentran de forma natural en un organismo vivo). Por ello, se la conoce como proteína de resistencia multisustancia 1.
Edulcorantes ubicuos
Por tanto, esta inhibición dificulta la labor del hígado de metabolizar y procesar un gran número de sustancias con diversos grados de toxicidad, como muchos medicamentos (por ejemplo, medicación para la presión sanguínea, antidepresivos y antibióticos) que de esta forma tienden a acumularse en el cuerpo, potencialmente alcanzando concentraciones dañinas.
Además, este efecto inhibitorio se observó cantidades de edulcorantes muy inferiores a las máximas recomendadas por la FDA, el principal organismo regulador de la industria alimentaria en Estados Unidos.
Los investigadores advierten, en cualquier caso, de que los resultados son preliminares y necesitarán confirmarse en estudios preclínicos y clínicos posteriores. No obstante, consideran que evidencian un riesgo digno de tenerse en consideración, teniendo en cuenta que se encuentran presentes en multitud de productos alimentarios muy consumidos, como refrescos, repostería industrial, bollería industrial e incluso en medicamentos y cosméticos.