Fuente: La Razón
Nacer, crecer, multiplicarse (o no) y morir, es el ciclo natural de la vida. Sin embargo, la propia naturaleza, en ocasiones se salta sus propias reglas y, sin motivo aparente, salta de la primera fase del ciclo a la última. La muerte súbita del lactante se define como la muerte súbita de un niño menor de un año de edad que ocurre aparentemente durante el sueño y permanece sin explicación después de la realización de una minuciosa investigación post mortem. Es una de las principales causas de muerte inexplicable durante el primer año de vida de un bebé, sobre todo en los primeros seis meses de vida, en los países desarrollados.
Desde la Consulta de Enfermería Pediátrica del Hospital Quirónsalud San José, Natalia Gallardo y Laura Sánchez explican que “se desconoce la existencia de una causa concreta, se considera que es el resultado final de la combinación de diferentes causas, por lo que es fundamental adoptar medidas para su prevención”. Existen factores físicos y ambientales que pueden hacer más propenso a un bebé a tener el síndrome de muerte súbita. Entre las variables físicas, además de posibles daños cerebrales, el nacimiento prematuro y, por tanto el bajo peso al nacer, pueden ser un factor relacionado con este síndrome. Al nacer antes de tiempo, es posible que el cerebro no haya madurado por completo y por lo tanto no controla los procesos automáticos vitales como la respiración o la frecuencia cardiaca.
El riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante se puede reducir enormemente si se toman ciertas precauciones. Lo más importante, entre otras recomendaciones, es que los bebés menores de un año de edad deben dormir siempre boca arriba, nunca boca abajo o de costado. En esta posición tienen más dificultad para respirar que los bebés que duermen boca arriba. Sin embargo, algunos padres creen que si ponen a su hijo a dormir en esta postura, el bebé puede ahogarse con un vómito o una regurgitación de la leche. Ante estas dudas, es importante hablar con el pediatra que recomendará cual es la mejor posición para que el bebé duerma.
También es importante que duerman sobre una superficie firme, “nunca sobre colchones blandos, además no debe haber almohadas, muñecos u otros objetos sueltos en la cuna” añaden las enfermeras del Hospital Quirónsalud San José. Estar acostado boca abajo sobre una manta mullida o un colchón blando, puede bloquear las vías respiratorias del bebé. Los bebés en esta posición en una superficie blanda, respiran el aire mismo que exhalan por lo que el nivel de oxigeno del cuerpo se reduce y se eleva el de dióxido de carbono.
Hasta los seis meses de vida, los bebés deben dormir en la habitación de los padres pero en su propia cuna o moisés, “no deben compartir cama con otros niños o adultos ni dormir en sofás o sillones con adultos” señalan. Si bien el riesgo de síndrome de muerte súbita infantil se reduce cuando el niño duerme en la misma habitación que sus padres, el riesgo aumenta si comparte cama con ellos o con los hermanos. Las camas para adultos, como su nombre indica, son para adultos, no para bebés. Los pequeños pueden quedar atrapados y ahogarse entre el espacio que hay entre el colchón y la pared o en cualquier pequeño hueco que tenga la cama. El bebé también puede “sofocarse” si uno de los padres, mientras duerme, se mueve y por accidente tapa la carita del bebé cubriendo su nariz y su boca e impidiéndole respirar.
También está demostrado que el uso del chupete durante el sueño tiene un efecto protector. Si el niño rechaza el chupete, como sucede en muchas ocasiones, no hay que obligarle a que duerma con él. Tampoco es necesario volver a poner el chupete si, mientras duerme, lo escupe. Eso sí, el chupete no debe estar sujeto al bebé con ningún tipo de cadenita, hilo o correa. Es importante mantener y controlar la temperatura y la ventilación del dormitorio del bebé, además de evitar el exceso de calor y mantener la estancia fresca y ventilada así como no abrigar en exceso al bebé, un calor excesivo mientras se duerme puede aumentar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante.
La muerte súbita puede afectar a cualquier niño, sin embargo, existen algunos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir esta afección. Por eso, desde la Consulta de Enfermería Pediátrica del Hospital Quirónsalud, recomiendan evitar espacios con humo; no fumar cerca del bebé; mantener un estilo de vida saludable en la familia, evitando consumir productos perjudiciales para la salud de la madre (sobre todo debe evitarse el consumo de alcohol y drogas durante y después del embarazo); y “fomentar la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida complementándola con otros alimentos hasta los 2 años de edad”. “Y por supuesto, -concluyen-, es fundamental compartir estas recomendaciones con todas las personas que cuiden al bebé”.
El nacimiento de un hijo supone el comienzo de una etapa llena emociones contradictorias: Alegría y tristeza. Miedo e inseguridad. Todas estas inquietudes se pueden resolver si se consulta con los especialistas. El Servicio de Pediatría, tanto el médico especialista como las enfermeras del equipo, pueden ayudar a solucionar las dudas que toda madre o padre suele tener en el momento de criar a su hijo.