Fuente: Valencia Plaza
La disfagia se produce en hasta un 40 por ciento de adultos mayores y hasta el 60 por ciento de adultos institucionalizados, según los expertos reunidos en el seminario 'Claves para el empoderamiento de la persona con disfagia', celebrado en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, que ha contado con la colaboración de Campofrío Healthcare.
La disfagia consiste en la disfunción en la deglución o dificultad para transportar el bolo alimenticio desde la boca hasta el estómago, lo que puede tener consecuencias clínicas graves en los pacientes, como la desnutrición y la pérdida de peso, entre otras.
En este sentido, la doctora María del Mar Fandiño, endocrinóloga del Hospital Severo Ochoa de Madrid, y Jaime Paniagua, logopeda del Hospital Quirón Salud de Madrid, han subrayado las consecuencias a nivel social y emocional que sufren las personas con disfagia, como la ansiedad, la angustia y el miedo que les provoca el enfrentarse a comer o el evitar comer en sitios públicos, así como la sobrecarga psíquica y física de sus cuidadores.
A nivel clínico, los riesgos asociados son la desnutrición y pérdida de peso, la deshidratación, posibles complicaciones respiratorias o, incluso, la mortalidad.
Para ayudar a reducir la severidad de la deglución, existen programas de rehabilitación y cuyas actuaciones deben ir dirigidas a minimizar estas consecuencias, empoderando al paciente e involucrándolo en este proceso. En primer lugar, los expertos destacan la importancia de una buena hidratación, analizando previamente las características de cada paciente.
En cuanto a la modificación de la viscosidad de los líquidos, recomiendan "espesantes de segunda gama, como son los elaborados con gomas, que no se hidrolizan en la saliva, son más estables en el tiempo y tienen un sabor más neutro".
Así, recuerdan que "en los pacientes con disfagia, las gelatinas están contraindicadas, ya que se disgregan en la boca por acción de la alfa-amilasa de la saliva y puede producir aspiración de alimentos". Por ello, son más recomendables las aguas gelificadas que no tienen este efecto.
En segundo lugar, recomiendan mantener una dieta equilibrada y saludable, sin omitir ningún grupo alimentario. "Para ello, se deben adaptar los alimentos a las diferentes texturas y viscosidades necesarias según el grado de disfagia y la capacidad de masticación y de movimientos faciales", defienden.
En este sentido, informan de que los alimentos precocinados son "una buena opción", ya tienen una textura modificada y adaptada para las personas con disfagia, así como una composición nutricional exacta y constante, y variedad de sabores.
En tercer lugar, con respecto a las maniobras que favorecen la deglución, ambos expertos coinciden en "la importancia de vigilar y personalizar los cambios compensatorios según necesidades de cada persona para que su efecto rehabilitador sea óptimo". En la misma línea, "también es fundamental analizar el momento de la ingesta para comprender el comportamiento oral de cada persona y poder favorecer la reconstrucción de su deglución".
Por último, "también es importante favorecer un entorno intuitivo, con estrategias que eviten los entornos ruidosos, que puedan producir distracciones, y elegir con antelación el menú para favorecer las rutinas".