Fuente: La Razón
Los inhaladores son dispositivos que permiten que un fármaco pase directamente a través de la respiración a las vías aéreas. Se usan en enfermedades como asma y EPOC y su misión es acceder con mayor facilidad a bronquios y pulmones. Esta vía permite la acción local, directa, selectiva y rápida al lugar exacto. Logran mejorar efectividad a nivel de las vías respiratorias y producen menos efectos secundarios en el resto del cuerpo. Es mucho más rápido que la administración oral, no causa dolor y en general es una técnica bien aceptada.
1. ¿Qué tipos existen?
En general, suelen ser sobre todo de plástico y tienen diversas formas, cada uno de ellos se usa dependiendo de las necesidades del paciente, pero todos se introducen en la boca. Podemos dividirlos en dos grupos atendiendo a la forma de administración y al tipo de medicación.
2. ¿Cuáles hay según la forma de administración?
Cartucho presurizado: el medicamento se encuentra en solución, suspensión en un gas y a presión. Para su uso se debe hacer la inspiración lenta y profunda. En la mayoría es necesario agitar antes de usarlos. Hay que tener precaución con el fuego o exceso de calor. Sus inconvenientes son que la medicación puede quedarse en la garganta y la dificultad para coordinar la pulsación y la inspiración. Polvo seco: se necesita realizar una inspiración enérgica desde el principio para que se administre adecuadamente. Una ventaja es que no requieren coordinación pulsación-inspiración. Una desventaja, que hay que tener cuidado con la humedad (porque puede compactar el polvo seco). Dentro de este tipo existen más formatos: monodosis y multidosis.
3. Y, ¿según la medicación?
Pueden ser broncodilatadores, que ayudan a abrir la vía aérea; corticoides para disminuir la inflamación de la vía aérea; o mixtos: broncodilatadores y corticoides juntos.
4. ¿Cómo se utilizan?
En el caso del cartucho presurizado hay que: 1, estar incorporado; 2, destapar el cartucho y situarlo en forma de «L»; 3, sujetarlo con los dedos índice arriba y el pulgar en la parte inferior y agitarlo varias veces; 4 espirar profundamente; 5, colocar la boquilla del cartucho en la boca, cerrándola a su alrededor; 6, inspirar lentamente por la boca (la posición de la lengua debe ser en el suelo de la boca). 7, Iniciada la inspiración, presionar el cartucho una sola vez y seguir inspirando de forma lenta y profunda hasta llenar completamente los pulmones. Es importante efectuar la pulsación después de haber iniciado la inspiración; 8, retirar el cartucho de la boca, aguantando la respiración durante 10 segundos. 9, es importante enjuagarse la boca tras el uso de inhaladores, especialmente si son corticoides.
En el caso de polvo seco, los primeros pasos son diferentes, habría que mantener el inhalador en vertical y cargar el dispositivo antes (dependiendo del dispositivo se escucha un «clic») a continuación la misma técnica anterior del paso 1 al 5, pero a partir de aquí realizar inspiración enérgicamente. La principal diferencia está en que no hay que presionar nada durante la inhalación de aire. Los pasos 8 y 9 se mantienen. En todos se debe tener precaución cuando quedan pocas dosis, revisar el contador de manera periódica y usarse según la prescripción de los profesionales sanitarios.
5. ¿Cómo podemos asegurarnos de que se ha hecho bien?
Es importantísimo la educación y el seguimiento por parte de las enfermeras, ellas valorarán la necesidad de otras medidas como puede ser el uso de las cámaras, dispositivos de plástico que favorecen y facilitan la técnica. Se usan sobre todo en niños y ancianos, por las dificultades tienen para realizar bien la técnica.