Fuente: Valencia Plaza
Científicos de Northwestern Medicine, en una colaboración internacional con científicos de la Universidad de California, San Francisco y la Universidad de Hong Kong, han identificado un fármaco (abemaciclib) que inhibe el crecimiento de los meningiomas más agresivos y la forma de identificar con mayor precisión qué meningiomas responderán al fármaco.
Cuando un tumor cerebral no metastásico (un meningioma) reaparece tras la cirugía y la radioterapia, el paciente se queda sin opciones. No hay ningún fármaco aprobado para estos tumores agresivos, que se presentan hasta en un 20 por ciento de los casos y pueden provocar la incapacidad o incluso la muerte del paciente.
Ahora, en un trabajo publicado en la revista científica Nature Genetics, estos investigadores han demostrado la eficacia del abemaciclib en pacientes seleccionados, modelos de ratón, un tumor cerebral de tejido vivo en 3D (organoides) y cultivos celulares.
Los investigadores descubrieron que los meningiomas pueden dividirse en subgrupos moleculares con diferentes resultados clínicos y tasas de recurrencia. Este nuevo método de clasificación de los tumores permite a los científicos predecir la recidiva con mayor precisión que el método actual de clasificación del tumor.
En la actualidad, tras la intervención quirúrgica, los médicos examinan una muestra de un tumor al microscopio y lo clasifican en uno, dos o tres grados de agresividad. Pero esta clasificación sólo tiene una precisión del 70 por ciento, lo que significa que algunos tumores se comportan de una manera que no se ajusta a su apariencia bajo el microscopio.
"Nuestro estudio identifica a los pacientes que debemos tratar con este fármaco, ya que su tumor probablemente responderá a él. Ahora tenemos la posibilidad de darles opciones y esperanza de una vida más larga y sin síntomas", explica el líder del estudio y autor correspondiente, Stephen Magill.
Los meningiomas son el tumor primario (no metastásico) más frecuente del sistema nervioso central, con unas 31.000 personas a las que se les diagnostica un meningioma cada año en EE.UU. Los síntomas son dolores de cabeza, convulsiones o déficits neurológicos (debilidad, pérdida de visión, visión doble o cambios sensoriales).
El fármaco es un inhibidor del ciclo celular, lo que significa que bloquea el ciclo de división celular e inhibe el crecimiento del tumor. "Con el tiempo, esperamos adaptar la terapia médica a los cambios genéticos del meningioma de cada persona", apunta Magill.
Los investigadores estudiaron los cambios moleculares del tumor para entender qué impulsa su crecimiento y diseñar terapias que se dirijan al talón de Aquiles del tumor. "Podemos encontrar un punto débil en ese tumor, poner un palo en los radios y detener su crecimiento", resalta el investigador.
El nuevo estudio se llevó a cabo realizando perfiles de metilación del ADN y secuenciación del ARN en 565 meningiomas. Esto permitió a los investigadores ver qué genes expresa el tumor y el nivel de expresión, revelando una firma del ADN.
"Al hacerlo, encontramos tres grupos distintos de meningiomas basados en su biología. Para cada grupo, encontramos un mecanismo biológico diferente que promueve el crecimiento de los tumores, y cada grupo tiene un resultado clínico diferente", detalla Magill.