Existen diferentes tipos de cánceres de piel como: queratosis actínica, carcinoma de las células basales o carcinoma basocelular, nevo displásico, carcinoma de células escamosas, carcinoma de las células de Merkel y melanoma, siendo este último del que va a tratar el siguiente post de blog.
El melanoma cutáneo es un tipo de cáncer de piel de origen melanocitario, es decir, proviene de los melanocitos y aunque no es tan común como el carcinoma de células basales ni el carcinoma de células escamosas, es el más conocido y el más peligroso.
Melanocito y melanoma
Los melanocitos, no solamente se distribuyen en la epidermis y folículo pilosos, sino que también afecta a la mucosa, la cóclea y el iris entre otros tejidos. Estos derivan de la cresta neural y producen los pigmentos eumelanina (marrón oscuro y negro) y feomelanina (amarillo, rojo y marrón claro) en los melanosomas. A medida que la piel se va exponiendo a la radiación ultravioleta (UV) del sol se produce un daño celular que activa los melanocitos, concretamente la eumelanina, con el objetivo de proteger la piel y cuya consecuencia es el bronceado u oscurecimiento de esta.
Cuando se produce una sobreexposición de UV, el cuerpo se broncea y se producen quemaduras solares que pueden ocasionar mutaciones en el ADN y un crecimiento celular descontrolado.
¿Por qué es tan peligroso el melanoma?
El crecimiento del melanoma es local, por lo que, en una primera fase, el tumor tiene un crecimiento de forma horizontal por la epidermis. Sin embargo, a medida que va aumentando su tamaño, invade en profundidad y se produce una metástasis vía linfática y hemática, resultando en la diseminación de la patología. De ahí surge la importancia de la detección precoz, ya que su localización es imprescindible para su tratamiento y consiguiente recuperación.
Tipos de melanoma
Se distinguen cuatro tipos de melanoma: melanoma de extensión superficial (MES), lentigo maligno-malenoma (LMM), melanoma lentiginoso acral (MLA) y melanoma nodular (MN):
Según ciertos autores, también se debe contemplar otro tipo de melanoma conocido como el melanoma desmoplásico. Está localizado en el cuero cabelludo de personas entre 60 y 70 años en el que tiene tendencia perineural (invasión de los nervios craneales), así como a nivel de las mucosas y ocular.
ABCDE y autoexploración
Como se ha comentado anteriormente, la detección precoz es imprescindible para tener una recuperación adecuada. Además, mediante la autoexploración, se puede detectar cualquier cambio en la piel tanto en niños como en adultos. Este debe realizarse con cierta frecuencia, es decir, la necesaria para que suponga un hábito y evitar una batalla contra el cáncer de piel.
Lo primero, es tener claro cuál es nuestro objetivo: buscar las señales de advertencia. Las señales de advertencia incluyen el crecimiento de manchas en la piel y se debe tener en cuenta el tamaño y aspecto nacarado, traslúcido, bronceado, marrón, negro o multicolor de estos. Además de recordar la regla “ABCDE”:
Además, en el apartado de “tipos de melanoma” se puede profundizar más en el aspecto de las manchas cutáneas.
En segundo lugar, y respecto al autoexamen, se debe realizar una revisión concienzuda de la piel cuyos principales cánceres son el carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas y melanoma. Antes de iniciar este autoexamen, debes conservar un mapa corporal, es decir un dibujo del cuerpo humano por delante y por detrás en el que se deberá marcar con un punto y fecha cualquier peca, lunar, golpe, costras, escamas o mancha describiendo el color y el tamaño. Para ello se necesitará: una luz brillante, dos espejos (uno de cuerpo entero y otro de mano), dos sillas/taburetes, un secador, mapa corporal y un lápiz.
Pasos a seguir en el autoexamen: