Fuente: La Razón
En las últimas dos décadas, el consumo de tabaco en el mundo ha disminuido notablemente, pasando del 32,7% de la población mundial mayor de 15 años en el año 2000, al 22,3% de la población en el año 2020. Evidentemente, estas cifras todavía no son perfectas, pero si las cosas van como hasta ahora, podemos esperar que esta reducción continúe hasta el 20,4% el próximo 2025, de acuerdo con los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud.
Es obvio que queda mucho por hacer, pero la buena noticia que nos traen estos datos, es que la gente está cada vez más concienciada con los efectos perniciosos del consumo de tabaco e intentar dejar los cigarrillos de una vez por todas. Sin embargo, a algunas personas que acaban de dejarlo les ocurre algo inesperado y que es bastante desalentador: notan cómo su cuerpo reacciona de una forma aparentemente negativa a la falta de humo y empiezan a toser con mayor frecuencia e intensidad. Pero debemos entender el porqué, para que esto no suponga un desaliento... sino un incentivo:
¿Por qué toso más ahora que he dejado de fumar?
El humo del tabaco ralentiza el movimiento normal de los cilios de los pulmones; que son unos pequeños vellos similares a las pestañas, que recubren los bronquios y que se encargan de extraer microbios y residuos en las vías respiratorias. Y cuando dejamos de fumar, estos cilios empiezan a recuperarse y con el tiempo empezarán a funcionar a su máximo rendimiento.
No es lo más común, pero algunas pueden experimentar más tos de la habitual a medida que esto ocurre. Esto sucede porque los pulmones se ven en la necesidad de expulsar las secreciones y los residuos que se habían quedado almacenadas en los pulmones después de todo el tiempo que hayan estado fumando.
Este aumento de la tos puede generar cierta alarma en quien lo padece, pero no es necesariamente una mala señal. De hecho, lo que nos podría estar indicando es que -en realidad- nuestro cuerpo se está recuperando. Además, esto solo durará durante unas pocas semanas. Cuando ha pasado más o menos un mes desde nuestro último cigarrillo, se empezará a notar como nuestros pulmones han empezado a recuperarse y a funcionar con relativa normalidad… un proceso que se alargará hasta que haya pasado un año, que es cuando se entiende que ya no queda ningún residuo del tabaquismo en nuestros pulmones.
¿Qué puedo hacer para mitigarlo?
No hay ningún fundamento que justifique consumir medicamentos para calmar esta tos, incluso cuando se ha convertido en un estorbo importante. Si los síntomas son muy intensos o se acompañan de fiebre, dificultad respiratoria, ruidos respiratorios, expulsa secreciones con sangre o dura más de un mes… consulte a su médico. Pero nunca ingiera ningún fármaco, si no es bajo la supervisión de un profesional de la salud.
Ahora bien, si la recuperación resulta demasiado lenta o si convivir con los estornudos empieza a convertirse en algo demasiado molesto, hay una cosa que sí podemos hacer para recuperarnos más rápido: hidratarnos. Lo que debemos hacer es beber muchos líquidos, sobre todo agua y té. También puede ser de gran ayuda tomar una cucharada con miel y limón antes de acostarnos. Esto relajará nuestra garganta y hará que los estornudos sean menos comunes. Algo adicional que también puede ser de ayuda, es colocar un humidificador en nuestra habitación. Esto será muy beneficioso -sobre todo- si estamos en climas fríos.