Los investigadores señalan que la hipótesis más probable es la coinfección por adenovirus y por la variante Ómicron

Fuente: Las Provincias

A mediados de abril se dio la voz de alarma. Una misteriosa hepatitis infantil grave, que afectaba sobre todo a niños pequeños, irrumpía en Reino Unido y se extendía a otros países como España. Los expertos no sabían a qué se debía esta dolencia, que ya ha dejado un millar de afectados (39 en España), una treintena de pequeños fallecidos y medio centenar que lograron salvar la vida gracias a un trasplante de hígado. Ahora, investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) están analizando las hipótesis sobre el origen de esta hepatitis, cuya causa más probable es la coinfección por adenovirus, un patógeno común entre los menores, y por la variante Ómicron del SARS-CoV-2. Uno de los planteamientos que ha cobrado más fuerza en los estudios realizados hasta el momento es la respuesta anormal a la infección por adenovirus. Según explica Teresa Pérez Gracia, catedrática de Microbiología de la CEU UCH, el adenovirus es un patógeno común en la infancia, que causa síntomas respiratorios o gastrointestinales leves.

Por ello, una de las posibilidades de la progresión a una hepatitis aguda grave sería la falta de exposición a este virus entre los niños durante la pandemia, a causa de las medidas de aislamiento decretadas para contener el SARS-CoV-2. No obstante, una agudización de la infección por adenovirus también podría ser efecto de una infección previa con SARS-CoV-2 o por otro virus o de la coinfección, tal y como detallan desde la institución.

Ante ello, los investigadores de la universidad valenciana concluyen en su estudio que la hipótesis más probable sobre el origen de esta misteriosa hepatitis sería la concatenación de estas dos circunstancias: la infección por SARS-CoV-2, con acumulación de virus en el intestino y salida de proteínas virales a la sangre por aumento de permeabilidad intestinal, y una infección por adenovirus que sensibiliza el sistema inmunitario y provoca una reacción exagerada con la subsiguiente inflamación del hígado. Aunque esta hipótesis sigue sin estar confirmada.

Por otra parte, Pérez Gracia, autora del estudio junto a los investigadores Beatriz Suay y Antonio Tarín, explica que sí que se han descartado como origen los virus de la hepatitis A-E y las vacunas frente al Covid-19, ya que la mayoría de los niños son muy pequeños y no habían sido vacunados. En el caso de la Unión Europea, por ejemplo, el 85,9% de los niños con esta hepatitis aguda grave no estaba vacunado.

Según apuntan los investigadores de la CEU UCH en el artículo 'Severe acute hepatitis of unknown origin in children: what do we know today?', publicado en la revista científica 'Journal of Clinical and Translational Hepatology', hay evidencias de que el SARS-CoV-2 persiste en el tracto gastrointestinal y se detecta durante más tiempo en niños que en adultos. Así, la liberación repetida de la glicoproteína S en el epitelio intestinal produciría la activación excesiva e incontrolada del sistema inmunitario, lo que potenciaría un síndrome inflamatorio multisistémico que conduce a una hepatitis aguda. Incluso un estudio sugiere que la exposición previa a la variante Ómicron puede estar asociada con un mayor riesgo de hepatitis grave en niños, lo que indica una necesidad crítica de estudios de cofactores.

 

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