Las terapias de luz pueden tratar la enfermedad activa y no solo las marcas que ésta deja en la piel, y ser alternativa al uso de isotretinoína, el famoso Roacután

Fuente: La Razón

El acné es una enfermedad crónica de la piel que asociamos a la adolescencia. De hecho, en el 85% de los casos así es. Sin embargo, en la pandemia se han publicado informes de un aumento del acné, secundarios al uso de mascarillas –el famoso «maskné»– y de otros problemas dermatológicos como el eritema.

En los casos graves, el tratamiento empleado habitualmente es el famoso Roacután (cuyo principio activo es la isotretinoína), muy útil para acabar con él, si bien su uso lleva asociados importantes efectos secundarios. Debido a estos, antes y durante su tratamiento oral, resulta necesario hacerse análisis de sangre, dado que este fármaco se elimina a través del hígado y, debido a ello puede inflamarse. También puede subir los niveles de colesterol y triglicéridos, por lo que antes de empezar la terapia y, mientras se tome, hay que comprobar que tanto el hígado como los lípidos están bien, así como que no existe una enfermedad de base que lo contraindique.

Además de todo esto, los efectos secundarios más frecuentes que causa este tratamiento son sequedad de piel, queilitis o sequedad de los labios, de la mucosa nasal y ocular, tal y como señalan los especialistas. No obstante, el efecto adverso que más destacan, por ser el más grave, es la teratogenicidad, por lo que si una mujer que desea quedarse embarazada está tomando Roacután el niño puede nacer con malformaciones graves. Es por todo ello que, pese a su eficacia, se buscan alternativas con menos complicaciones. Y esta alternativa parece ser el láser.

Tipos

Así, como señala José Luis López-Estebaranz, presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (Cilad), si «inicialmente los láseres que teníamos se centraban en mejorar las secuelas cicatriciales que dejaba el acné, en los últimos años se han desarrollado sistemas lumínicos y de láser para tratar las lesiones activas del mismo y evitar la aparición de esas marcas y cicatrices».

Existen tres tipos de acné según su gravedad: el grado 1 o comedoniano (que es en el que predominan los puntos negros o comedones); el grado 2 o inflamatorio. Este presenta dos fases, la infecciosa (cuando hay muchos puntos blancos) y la inflamatoria (cuando existe mucha rojez). Por último, está el de grado 3, también llamado acné quístico.

Como explica Petra Vega, médico estético y tesorera de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el uso del láser «y cuando hablamos de él se incluye la luz intensa pulsada y todas las terapias lumínicas, estaría especialmente indicado para el acné inflamatorio, aunque en casos de acné muy activo puede empeorarlo».

Pero, ¿cómo funcionan los láser en estos casos? «Son sistemas que tienen un efecto antiinflamatorio y que se dirigen a las glándulas pilosebáceas que están más activas e inflamadas en pacientes con acné. Se han ido desarrollando distintos sistemas de luz (terapia biofotónica y fotodinámica), terapias con láser de 1064 nm, de 1726 nm, y sistemas de radiofrecuencia fraccionada, entre otros. En cuanto a la forma en que se aplica, se realizan varias sesiones cada semana o de forma mensual que duran entre 15-30 minutos. No precisan anestesia previa y en la mayor parte de los casos permiten seguir haciendo la vida normal al paciente. Algunos de estos tratamientos también se pueden combinar con otros tópicos, o incluso orales, mejorando los resultados y la adherencia al tratamiento», cuenta López- Estebaranz.

Respecto a los resultados obtenido con este abordaje, las cifras son significativas. «En distintos estudios en acné moderado severo han mostrado eficacias superiores al 80% en la reducción de las lesiones inflamatorias y en los comedones (puntos negros y blancos)», continúa el experto.

«Realmente es difícil de decir cuánto mejora, pero sí que hay algunos estudios que nos dicen que para las lesiones inflamatorias, que son los granos como tal, las pápulas y pústulas, las reduce en un 70-80%, mientras que para las lesiones más «retencionales», que serían los comedones o puntos negros y quistes de milium, etc., lo hace en un 40-50%. Esto, normalmente, después de unas dos o tres sesiones», añade Adrián Alegre, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Terapia combinada

En cualquier caso, prosigue, «lo ideal es combinar la isotetrinoína con los láseres, lo cual permite usar dosis de la mitad en cuanto al medicamento, y consiguiendo el mismo efecto o mantenido durante más tiempo. Lo bueno es que no tenemos los clásicos efectos secundarios como sequedad de piel o efectos adversos en el hígado».

Por su parte, la isotretinoína reduce la actividad de la glándula sebácea y otros aspectos relacionados con el acné. Sin embargo, como decíamos anteriormente, los efectos secundarios que aparecen a dosis altas –de entre 0,5 y 1 mg por kilo de peso diarios–, hacen que su uso, a veces, esté limitado.

Así, en un estudio reciente se valoró la utilidad de usar láser vascular en acné para bajar dosis de isotretinoína. Es decir, la capacidad del láser vascular de controlar el acné sin tener que usar dosis muy altas de este medicamento. Y comprobó que se puede emplear láser vascular en acné para conseguirlo.

En dicho trabajo se valoró la eficacia de comparar dos grupos con distinto tratamiento: uno con dosis altas del fármaco (0,5 mg/kg) sin láser y otro grupo con dosis más bajas (0,25 mg/kg) combinado con láser de colorante pulsado. En ambos grupos se evaluó la eficacia mediante escalas de medición de la gravedad del acné así como del eritema que se manifestaba.

Se comprobó que el de la combinación conseguía mejores tasas de control del acné, lo que permite concluir que se puede emplear el láser vascular en acné para reducir dosis de isotretinoína. Además, la cantidad acumulada de fármaco fue menor y también los efectos adversos relacionados como sequedad o xerosis de la piel.

Prevenir el mal mayor

Por eso, «quizás, más que para sustituir el Roacután yo diría que es para evitar llegar a tener que usarlo, que es más agresivo. Es una herramienta muy útil en la fase inflamatoria y te evita que el acné se enquiste», señala la doctora Vega.

Otras ventajas del láser frente a la isotretinoína es que «no es teratógenos, no tienen efectos adversos sobre el hígado, el colesterol. No hay contraindicación con ingesta de alcohol (que muchos pacientes lo preguntan con tratamientos orales como la isotretinoína) y no son fotosensibles», apunta el presidente de Cilad.

Entre los inconvenientes estaría el hecho de que son sistemas que precisan que el paciente acuda a un centro dermatológico especializado que disponga de los mismos y de forma periódica. El coste de estos sistemas es otro hándicap», prosigue.

En cualquier caso, y como asevera el doctor López-Estebaranz, los láseres «son nuevos sistemas complementarios y alternativos a los que tenemos en la actualidad que nos permiten mejorar el abordaje del acné de nuestros pacientes», si bien puntualiza que algunos de ellos «son sistemas muy recientemente lanzados al mercado que precisan de estudios a más largo plazo para ver su eficacia y su comparación frente a medicamentos orales tan eficaces como es la isotretinoína», concluye.

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