Por Cristina García | Revisado por María Gil
Hoy, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental bajo el lema: “Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar”. Desde la Cátedra DeCo queremos prestar atención a la relación que existe entre las enfermedades de salud mental y el deterioro cognitivo.
En el mundo, una de cada cuatro personas sufre o sufrirá en un futuro algún problema de salud mental. En España, la depresión y la ansiedad son las enfermedades más prevalentes, duplicándose en el caso de las mujeres respecto a los hombres.
Existen estrechas relaciones entre la salud mental, física y cognitiva. Uno de los factores de riesgo de deterioro cognitivo es la depresión, y prevenirla podría reducir un 4% la prevalencia de demencia, según la Comisión Lancet para la Prevención de la demencia. A pesar de la investigación existente para esclarecer la relación entre estas dos patologías, todavía no está claro si la depresión pudiera ser un factor de riesgo o una etapa prodrómica de la demencia. El 50% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer experimentan un cuadro o síntomas depresivos durante el curso de la enfermedad, y hasta un 40% de los pacientes con depresión reflejan problemas de memoria.
Los posibles mecanismos patológicos que podrían estar implicados en esta relación son:
No hay que olvidar el factor genético. Un estudio reciente realizado en EE. UU. identifica genes comunes entre la enfermedad de Alzheimer y la depresión, sugiriendo un papel causal de la depresión en la demencia. Estos hallazgos podrían ser objetivos de tratamiento, ya que en la actualidad no existe un tratamiento efectivo que frene el avance de la demencia. En línea con el tratamiento, hay estudios que relacionan el uso de antidepresivos y benzodiacepinas con el riesgo potencial de demencia. Otros, dada la relación de estas patologías, no han llegado a una conclusión clara sobre la efectividad de los tratamientos farmacológicos para la depresión en personas con enfermedad de Alzheimer.
En los últimos años, se ha prestado especial atención al papel que juega el aislamiento social, la soledad y la resiliencia, por ser factores de riesgo tanto para el desarrollo de deterioro cognitivo como la depresión. Los factores psicosociales y el bienestar emocional tienen un gran impacto no solo en el estado cognitivo, sino en el estado de salud en general. Es por ello por lo que debemos prestar atención a nuestro entorno, mantener una red social consistente y participar en actividades de grupo que mejoren nuestra calidad de vida.
Este artículo ha sido realizado por Cristina García, farmacéutica comunitaria y miembro de la Cátedra DeCo.