El concepto parece sencillo. Sin embargo, en la práctica, a algunas parejas no les basta con tener relaciones sexuales sin protección para quedarse en estado, sobre todo cuando el reloj biológico lleva tiempo sonando. Y es que cada vez resulta más habitual retrasar la edad de ser madre, alejándose de la etapa de máxima fertilidad de la mujer: entre los 20 y los 30 años. A partir de los 35 la fertilidad de las mujeres desciende de forma importante. Algo a lo que se enfrentan la mayoría de las españolas, ya que las mujeres tienen su primer hijo más tarde que en cualquier otro país europeo, salvo en Italia: a los 31,2 años, casi dos años más tarde que la media europea.
Llegado el momento, la edad puede llegar a jugar un rol determinante. De hecho, ese deseo inmenso de formar una familia puede convertirse para ciertas parejas en un proceso difícil durante el cual algunas personas acaban tirando la toalla.
Algunas parejas que buscan quedarse en estado quieren hacerlo en el primer mes y si no lo consiguen empiezan a buscar información que no siempre es correcta. Y comienzan las dudas, los temores, el estrés... en definitiva, empiezan a tener ansiedad, lo que en algunos casos puede reducir tanto o más las posibilidades de quedarse embarazadas como la edad. Y es que el embarazo a la primera no es fácil.
El estrés excesivo y una mala dieta son dos factores que pueden impedirlo. De hecho, las mujeres con sobrepeso pueden tener alteraciones endocrinas que afecten a la capacidad de concebir. Por supuesto, el alcohol, el tabaco y las drogas son negativos a la hora de buscar un embarazo.
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