Existe un estrés positivo, que nos ayuda a planificarnos y reaccionar pero, ¿qué podemos hacer ante el que nos genera ansiedad y malestar?

Cuando tu productividad empieza a bajar, cuando te llevas el trabajo a casa, cuando hay algo que te ronda por la cabeza y te genera una sensación de malestar… lo llamamos estrés.

El estrés es una respuesta automática física, mental y emocional ante una situación que no controlamos. Se activa, por ejemplo, ante la presencia de muchas tareas, un diagnóstico de enfermedad, al presentar un proyecto ante muchas personas, cuando nos presentamos a un examen vital, algún cambio importante en nuestra vida, etc. La Organización Mundial de la Salud, define el estrés como el conjunto de reacciones físicas y psicológicas que activa el organismo para la acción instantánea, es decir, como un sistema automático de alerta biológico necesario para la supervivencia.

Todas las personas nos sentimos estresadas en algún momento de nuestras vidas. Dicho mecanismo nos sirve para solventar situaciones que se nos escapan y así poder afrontar la adversidad de forma productiva. De hecho, aprender a gestionar el estrés puede ayudar a la persona a llevar una vida más equilibrada y saludable. El estrés positivo nos potencia la capacidad resolutiva ante los problemas o conflictos, nos indica el camino para priorizar tareas y nos orienta en la planificación del tiempo.

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