Por Ramón Quirante | Revisado por María Gil
La forma más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer (EA), la cual consiste en un trastorno neurodegenerativo y progresivo que termina con la pérdida de la independencia de la persona.
Actualmente, las distintas investigaciones en curso se centran en estudiar la alteración fisiológica que desencadena esta patología y, de este modo, desarrollar un tratamiento efectivo, debido a que hoy por hoy solo hay disponibles terapias farmacológicas frente a la sintomatología primaria de la enfermedad.
Por el momento, los científicos han puesto su mirada en los distintos factores genéticos que incrementan las probabilidades de aparición tardía de EA. Uno de ellos es el gen APOE que codifica la apolipoproteína E, la cual desempeña un papel crucial en el transporte de lípidos al cerebro. Además, interviene en el crecimiento, mantenimiento y regeneración del tejido nervioso.
Existen distintas isoformas (APOE2, APOE3 y APOE4) y, en concreto, estudios recientes demuestran que dicho proceso se realiza con menor eficacia en el caso de APOE4. De hecho, ser portador de una copia de la variante del gen APOE4 multiplica por tres el riesgo de padecer EA y por diez si se tienen dos copias.
En este sentido, se han propuesto distintas hipótesis acerca de la relación entre APOE4 y la EA. Diversos estudios han observado que la presencia de ApoE4 favorece la acumulación de placas beta-amiloide, cuyo principal efecto es la neurotoxicidad y la pérdida de capacidad de sinapsis. Por otro lado, APOE4 también estimula la fosforilación de Tau, de modo que las formas hiperfosforiladas de esta proteína contribuyen a la formación de ovillos neurofibrilares característicos de la EA.
Todo parece indicar que la desregulación de los lípidos podría ser parte fundamental en la patología de la enfermedad. Por el momento, los estudios se centran en la comparativa entre la presencia de un gen u otro y, de este modo, definir los tratamientos terapéuticos para los que todavía no están determinadas sus dianas.
Es importante recordar que tener la variante del gen APOE4, ya sea una o dos copias, no significa que definitivamente se desarrollará EA. Ser portador de este gen es solo uno de los factores de riesgo que contribuyen a padecer la enfermedad.