«Cada vez que intento relajarme me vienen a la cabeza todas las tareas pendientes. Me agobio tanto, que prefiero levantarme y seguir haciendo cosas». ¿Has experimentado alguna vez esta sensación de querer descansar pero sientes que tu mente no te deja? Marta lo relataba así en nuestras sesiones sin saber que, tras querer aliviar su carga mental, estaba acumulando todavía más desgaste.
El desgaste mental se produce por una carga excesiva de pensamientos que, de forma imperceptible, van acumulando tanta tensión que consiguen agotarnos y desgastarnos. Cuando no estamos habituados a dejar que nuestra mente descanse, suelte y deje de engancharse al continuo fluir de los pensamientos, ésta sigue en un inagotable control de tareas. Es entonces cuando nos mantenemos continuamente preocupados, activos en la multitarea, sobre-pensando y queriendo abarcar todo cuanto aparece en nuestro imaginario mental. Nos cargamos hasta tal punto que, lejos de aumentar nuestra efectividad, acumulamos un cansancio que embota nuestra atención y concentración. Una tensión invisible que nos resta, no solo eficiencia, sino salud y bienestar. Es importante tener en cuenta que nuestra mente puede entrenarse, es plástica y podemos seguir modelándola. Tal y como nos ha relatado Marta al inicio del artículo, somos capaces de aumentar nuestro agobio mental prestando atención a todo el caudal de pensamientos que generamos. Pero también hemos de saber que somos capaces de salir de ellos. Podemos reconducir nuestra atención al momento presente, para que nuestra mente pueda descansar y regresar a la calma. Regularse.¿Qué es el desgaste mental?
¿Puede aliviarse el desgaste mental?
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