La tecnología se ha vuelto indispensable en nuestras vidas. Desde herramientas que nos facilitan labores de trabajo hasta dispositivos de ocio, estos aparatos copan nuestra rutina de manera inexorable. Los niños y los adolescentes no están exentos de esta tendencia y cada vez son más los padres que están preocupados por una utilización irresponsable o perjudicial para los mismos.
“La edad de inicio a la que los niños comienzan a utilizar los teléfonos móviles puede variar según la cultura, la familia y las circunstancias individuales y familiares”, indica Èlia Sasot Ibáñez, especialista en psicología clínica infantil y adolescente en el Centro Médico Teknon. No obstante, de forma general los niños comienzan a usarlos a edades cada vez más tempranas.
Diversos estudios postulan que el empleo de teléfonos y pantallas debe ser muy limitado y supervisado hasta los cinco años, “puesto que es una etapa crucial para el desarrollo físico, emocional y social de los niños”, señala la experta. Un empleo inapropiado puede acarrear efectos negativos como problemas de sueño, dificultades en la adquisición de habilidades sociales o retrasos en el lenguaje.
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