La piel de los pies es diferente de la de otras zonas del cuerpo. Se parece a la de las palmas de las manos. Son las dos zonas de la piel del cuerpo humano que no tienen pelos, no tienen folículos pilosos, esa estructura que soporta el bello corporal. Además, en esas zonas, la epidermis, que es la parte más externa de la piel, es más gruesa que la del resto del cuerpo. Y el tejido adiposo o hipodermis, que es la tercera capa tras la epidermis y la dermis, también puede engrosarse para servir de protección y actuar como almohadilla. Otra diferencia es que en los pies hay menor número de glándulas sebáceas. Estas diferencias entre la piel de los pies y la del resto del cuerpo hacen que en esta zona se necesite mayor hidratación.
Tanto las palmas de las manos como las plantas de los pies tienen muchas terminaciones nerviosas que nos ayudan a percibir el exterior, tener equilibrio y protegernos del daño. A pesar de que tanto las manos como los pies tienen mayor densidad de receptores sensoriales, las manos presentan una mayor sensibilidad a texturas delicadas o finas, mientras que los nervios en los pies juegan un papel muy importante en la propiocepción, que es vital para el equilibrio.
Para responder a tu pregunta, te diré que es fundamental cuidar la piel de los pies, y no solo en verano, pero es cierto que en verano más porque la piel de los pies se deshidrata en mayor medida. Para empezar, hay que tener en cuenta que esa parte de la piel la llevamos siempre tapada y muchas veces, comprimida, dependiendo del tipo de zapatos que llevemos. Eso hace que la piel de los pies sufra mucho.
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