FUENTE: Cinco Días
Familiar, mediana y con una vocación internacional. Así era Grifols en 2006. Cotizada, en el Ibex 35 y multinacional es la fotografía de la compañía presidida por Víctor Grífols justo una década después de comenzar a cotizar. Ayer se cumplió el décimo aniversario de su salida a Bolsa. Desde entonces, ha multiplicado casi por 12 veces su capitalización e ingresa 20 veces más.
Tras un intento frustrado en 2004, el 17 de mayo de 2006 lanzaba una oferta pública de suscripción (OPS) a un precio de 4,4 euros. El primer día de cotización cerró con una subida del 15,7%. Desde entonces la acción ha seguido una estela ascendente, multiplicándose por ocho el valor de los títulos. En la sesión de ayer cerró a 18,02 euros. Aunque comparativamente, el valor se situaría en los 36 euros, ya que el pasado 4 de enero se produjo un desdoblamiento de acciones.
Si la empresa salió al mercado con un valor bursátil de 937 millones, en la actualidad se mueve en los 11.185 millones (una capitalización que incluye la suma de los títulos B, que cotizan desde 2011). El máximo lo marcó el pasado año, con un volumen de 14.000 millones. En el debut, la familia Grifolscontrolaba más del 50% del accionariado, junto a un 20% de Morgan Stanley. Actualmente, el 36,4% pertenece a la familia fundadora y a otros directivos a través de las sociedades Deria, Scranton y Thortol, informan desde la compañía. Entre ellos, la madre del actual presidente, Nuria Roura, mantiene un 6,5% a título personal, como se recoge en la CNMV.
Hoy en día, más del 50% se considera free float o de inversores institucionales con participaciones minoritarias. Dos años después de comenzar a cotizar, la empresa ya pasó a formar parte del exclusivo grupo del Ibex 35.
El gran salto de la empresa se ha realizado a base de adquisiciones. Por encima de todas ellas se encuentra la de la estadounidense Talecris, aprobada en 2011, y que entonces era una compañía con la que rivalizaba por ser el tercer productor de hemoderivados en el mundo. Por esa transacción pagó alrededor de 4.000 millones de dólares. Desde entonces, su mercado neurálgico pasó a ser Estados Unidos, donde dispone de los centros de donación de sangre, la materia prima con la que desarrolla las proteínas plasmáticas para hospitales de todo el mundo.
En la actualidad, el 95% de sus ingresos proviene del exterior. El pasado año facturó 3.984 millones y para 2016 alcanzará los 4.065 millones, según la estimación recogida por Bloomberg. Norteamérica supone alrededor del 65% de su negocio y el 79% corresponde a la división de bioscience, de venta de proteínas plasmáticas.
En estos 10 años, la empresa –creada en 1940 por José Antonio Grifols– ha invertido alrededor de1.400 millones en nuevas instalaciones. Hasta 2021 tiene previsto invertir otros 326 millones en cuatro nuevas plantas. Dos de ellas en su principal centro productor, el de Clayton (EE UU) además de en Barcelona e Irlanda.
Compras de futuro
En estos 10 años, además de la adquisición de Talecris, la firma ha tenido una ambiciosa política de compras. En 2014 adquirió la unidad de diagnóstico transfusional de la suiza Novartis por 1.675 millones de dólares, su otra gran transacción. Pero además, ha estado activa entrando en el capital de innovadoras compañías de tecnología sanitaria o de biotectnología.
Es accionista mayoritario de Araclon Biotech (con un 70,8%), una firma que desarrolla terapias para enfermedades neurodegenetivas. También de Medion Diagnóstics (80%), Progenika Biopharma (56%), Kiro Robotics (50%) y VCN Biosciencies. Además cuenta con participaciones minoritarias en Aradigm (35%), la cotizada hispanobelga Tigenix (19,2%), Alkahest (47,5%), Albajuna Therapeutics (30%), y las recientemente adquiridas de IBBI (49%) y Singulex (20%).