Pills es un personaje ficticio que cobra vida a través de un blog y que con un lenguaje cercano y sencillo resuelve, a modo de charla, cada semana todas las dudas sobre salud y autocuidado que tienen sus amigos Dolo, Marga, Bibi, Alex y Eric.
Detrás de Pills se encuentra Virtu, una farmacéutica diplomada en óptica oftálmica y acústica, cuya pasión por la lectura y su paso por el Centro de Información del Medicamento del MICOF la convirtieron en una profesional sanitaria volcada en permanente y continua formación, orientada a desempeñar su vocación sanitaria y asistencial a través del consejo farmacéutico.
Esta vocación hizo que un día se decidiera a dar el salto y acercar el consejo farmacéutico, más allá del mostrador, a todas aquellas personas interesadas en mejorar su salud. Un salto que fue posible gracias al apoyo de su compañero de vida, Toni de Gregorio.
Y así, lo que en un principio comenzó con un par de posts en un blog derivó en miles de seguidores en las redes sociales. Actualmente, en Instagram más de 44.000 personas siguen cada día sus infografías sobre recomendaciones sanitarias.
Pese a que las redes sociales requieren de mucho tiempo y dedicación, ella compagina este trabajo con la farmacia porque como ella asegura, “cuando algo te gusta todo es más fácil y con el tiempo se va adquiriendo un hábito y una habilidad que te permite ganar en fluidez”.
Aunque ella no se considera una influencer es consciente de que el hecho de tener al otro lado de la pantalla a tantas personas le ha cambiado y mucho: “Me he vuelto mucho más prudente porque en mi día a día estudio mucho para formarme y cuanto más estudio más consciente soy de lo mucho que me queda por aprender. Soy muy consciente del perjuicio que puede tener sobre otras personas una información errónea”, asegura la farmacéutica valenciana. Un estudio que también le hace mejorar profesionalmente para aplicar sus conocimientos a las dispensaciones desde el mostrador de la farmacia.
Los mensajes que se difunden a través de las redes sociales llegan a un gran número de personas. De ahí el peligro que supone para la población que determinadas personas sin ningún tipo de formación sanitaria recomienden el uso de diversos medicamentos y, si bien es difícil poner límites a esta práctica, la solución pasa por educar en el uso de fuentes de información fiables. Virtu sabe cómo hay que hacerlo: “desde la farmacia y las redes debemos, a través de una buena praxis, ganarnos la confianza como informadores fiables”.
En definitiva, ella tiene claro que dar el salto a la era digital es un cambio obligado para la farmacia para poner al paciente en el centro de un sistema sanitario de colaboración multidisciplinar.