A estas alturas del año muchas personas ya están inmersas en un plan de puesta a punto (dieta incluida) de cara al verano. Pero surge el escollo de las vacaciones de Semana Santa, una época que no pone fácil mantener a raya la ingesta calórica. Por eso, es habitual que surja el dilema de cómo superar este periodo sin echar por la borda los logros conseguidos y sin privarse del todo de algunos de los platos y recetas tradicionales. La clave, según las expertas, está en rebajar un poco el nivel de autoexigencia y afrontar este impasse dietético intentado un equilibrio entre el control y el disfrute.
Seguir en ‘modo dieta’: sí o no
“Durante estos días es fácil que cambien los horarios o surjan comidas más especiales, pero eso no tiene que suponer un problema si se siguen cuidando algunos aspectos básicos, por ejemplo, comer con cierta regularidad, elegir opciones sanas y equilibradas siempre que se pueda y mantenerse activo (aunque solo sea caminando más). Todo ello puede marcar la diferencia”, comenta a CuídatePlus Leyre López-Iranzu, nutricionista de la Clínica FEMM.
La experta es partidaria de flexibilizar un poco el plan de pérdida de peso e intentar adaptarlo en la medida de lo posible a las peculiaridades de esta época: “Tampoco se trata de estar en modo dieta todo el tiempo, sino que hay que tener en cuenta que se trata de días puntuales y que se pueden disfrutar sin perder del todo lo que ya se ha ido construyendo. Por ejemplo, si una comida es más calórica o diferente, no hace falta compensar ni corregir, sino simplemente continuar después con hábitos saludables. Lo importante es no exigirse hacerlo todo perfecto, pero tampoco desconectarse del todo de las pautas de control de la alimentación. Se puede disfrutar, compartir y cuidarse al mismo tiempo”.
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