En época de exámenes o en momentos de estrés es frecuente recurrir a calmar la ansiedad con patatas fritas, chocolate con leche o chucherías, sin embargo, una investigación de la Universidad de Sídney ha encontrado una relación directa entre las dietas altas en grasas y azúcares con el deterioro de la función cerebral. Este estudio se suma a la creciente evidencia que indica que este tipo de alimentación, además de afectar la salud física, también perjudica el rendimiento cognitivo.
El estudio, publicado en la Revista Internacional de Obesidad, es el primero en analizar en humanos cómo las dietas ricas en grasas saturadas y azúcares refinados influyen en la navegación espacial en primera persona, una habilidad relacionada con el hipocampo, región cerebral clave para la memoria y la orientación.
El trabajo, liderado por el Dr. Dominic Tran, de la Facultad de Psicología, encontró que este tipo de dieta afecta negativamente ciertas funciones cognitivas, especialmente las vinculadas al hipocampo, sin comprometer otras áreas del cerebro.
«La buena noticia es que creemos que estos efectos pueden revertirse fácilmente», comentó el Dr. Tran. «Con cambios en la alimentación, es posible mejorar la salud del hipocampo y, en consecuencia, nuestra capacidad para orientarnos, como al explorar una ciudad nueva o aprender un nuevo camino a casa».
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