La supervivencia media del trasplante renal, supera actualmente en España el 93-96 % al primer año, y se sitúa en torno al 85-90 % a los 5 años y al 70-80 % a los 10 años (según implica a un donante fallecido o vivo, respectivamente). Estas elevadas tasas de éxito se deben a la mejora en las pruebas de detección cruzada de moléculas de Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) y las actuales técnicas quirúrgicas y tratamientos inmunosupresores.
Entre los tratamientos indicados en la prevención o reversión del rechazo cabe destacar; los corticoides (prednisona, prednisolona, metilprednisolona), los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus, ciclosporina), los antiproliferativos (azatioprina o micofenolato de mofetilo), los inhibidores de mTOR (everolimus, sirolimus) y los anticuerpos policlonales (Inmunoglobulinas) y monoclonales (basiliximab), tal y como se informó en el blog anterior que puedes consultar en este enlace.
En principio, el tratamiento de mantenimiento debe mantenerse de por vida. No obstante, el tratamiento puede reducirse a regímenes de dos fármacos o incluso un fármaco en monoterapia según la evolución clínica del paciente. A largo plazo, es frecuente reducir las dosis de los fármacos anticalcineurínicos según niveles sanguíneos o usar otros fármacos alternativos.
La atención farmacéutica dirigida al paciente TOS iniciada por el farmacéutico hospitalario durante el ingreso y hasta el momento del alta, debe ser continuada tanto por el farmacéutico comunitario como por el farmacéutico de atención primaria durante el periodo posterior de vida ambulatoria del paciente, en el que estará menos intensamente monitorizado.
El farmacéutico comunitario es uno de los primeros profesionales sanitarios con los que interactúa un paciente en el nivel de la atención primaria, ofreciendo una situación privilegiada para proporcionar diferentes Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA) que den respuesta a las necesidades de los pacientes TOS en relación a los medicamentos y otros aspectos relacionados con la salud. Además, ha de proporcionar la información necesaria para que los pacientes conozcan para qué es el medicamento dispensado, cómo utilizarlo correctamente e informar acerca de sus potenciales efectos adversos en el momento de la dispensación.
Asimismo, el farmacéutico de atención primaria es clave para garantizar la coordinación clínica y continuidad asistencial de estos pacientes, proporcionando asesoramiento individualizado en aspectos relacionados con el tratamiento y con su manejo, así como para prevenir y detectar problemas relacionados con la medicación que pueden derivar en resultados negativos de salud.
La colaboración entre el farmacéutico comunitario, el farmacéutico de atención primaria y el médico de atención primaria es imprescindible para identificar pacientes sometidos a un TOS previo que estén bajo sospecha de padecer un rechazo del órgano o de sufrir un problema relacionado con la medicación inmunosupresora, y poder impulsar la ruta asistencial que conduzca a la evaluación precoz por el especialista y a las decisiones terapéuticas pertinentes.
La proporción estimada de falta de adherencia se sitúa entre el 20% y el 54%, habiéndose descrito esta como la principal causa de rechazo del órgano trasplantado; y, al contrario, la mejora en la adherencia ha demostrado mejorar notablemente la supervivencia del órgano (reduce la tasa de rechazo) y de los pacientes. En este aspecto, el seguimiento por parte del farmacéutico en cualquiera de sus modalidades profesionales (hospitalario, comunitario y atención primaria) y la necesaria comunicación entre todas ellas, cobra especial relevancia dadas las graves consecuencias de una falta de cumplimiento terapéutico por parte del paciente TOS.