FUENTE: El Mundo
Un millón de vacunas contra la fiebre amarilla han desaparecido del mapa. Para paliar la mayor crisis de esta enfermedad en los últimos años, y en mitad de undesabastecimiento mundial de vacunas contra el virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS)envió a Angola en febrero seis millones de dosis. Cuando más tarde le preguntaron a los responsables de los países qué había pasado con ellas, se dieron cuenta de que un millón de dosis se habían desvanecido misteriosamente.
Así lo afirma una investigación de la agencia Associated Press (AP), que asegura además que algunas vacunas se enviaron a regiones sin casos de fiebre amarilla, otras a zonas infectadas donde no había jeringuillas para administrarlas, y otras tantas a lugares donde la cadena del frío no estaba garantizada.
Las revelaciones realizadas por AP, que se basan en documentos e emails internos obtenidos por la agencia, llegan en mitad de la mayor crisis de fiebre amarilla que ha vivido África en las últimas décadas. Desde que el brote diera comienzo en Angola el pasado febrero, el virus, transmitido por el mismo mosquito que propaga el dengue, el Zika y el Chikungunya, ha infectado ya a más de 5.000 personas y ha acabado con la vida de, al menos, 450.
Desde el principio de la crisis, el suministro de vacunas ha traído de cabeza a quienes tratan de contener la epidemia. Sólo existen cuatro empresas en el mundo que produzcan esta inmunización que cuesta apenas un euro la dosis, lo que ha hecho que, en ocasiones, se ponga en duda si se trata o no de un fármaco rentable para las farmacéuticas.
A pesar de que tanto la OMS como los gobiernos han presionado a las compañías para que aceleren la producción de vacunas, el ritmo al que salían nuevas dosis no se ajustaba al crecimiento del brote, por lo que la OMS se vio obligada, dada la magnitud del problema, a tomar una medida excepcional: rebajar la dosis para cada persona. Se daba así el visto bueno a suministrar una quinta parte de la dosis habitual para repartir las pocas vacunas disponibles entre más personas. De esa forma, se lograría inmunizar a 8,5 millones de personas en Kinshasa (Congo).
Por el camino, se acabó el stock de emergencia del que disponía el mundo para hacer frente a un eventual brote de esta enfermedad, que tiene una tasa de mortalidad de entre el 15% y el 50%. Así, en febrero de este año, la OMS envío de urgencia seis millones de dosis a Luanda, el epicentro del brote. Para verificar que las dosis llegaban a aquellos que las necesitaban, se pidió información a las autoridades angoleñas sobre cómo se estaban administrando.
La respuesta: un millón de dosis desaparecidas. "Evaporadas, probablemente cogidas por amigos o familiares de las autoridades locales, el ejército, o revendidas en el sector privado", tal y como puede leerse en un email que, según AP, la OMS habría enviado a sus socios.
Pero las autoridades angoleñas niegan la mayor. "No se ha producido, en absoluto, ningún desvío de vacunas", dice Luis Gomes Sambo, ministro de Salud del país africano. Gomes asegura que el Gobierno lleva una contabilidad minuciosa de dónde están yendo las dosis, y que "nada" ha desaparecido.
Pero no sólo se trata de un millón de vacunas esfumadas. AP también asegura que, en un email enviado a sus compañeros el pasado 11 de mayo, Hernando Agudelo, representante de la OMS en Angola, se quejaba de que las vacunas habían llegado pero no así lo necesario para administrarlas.
"Enviar las vacunas sin el material necesario es inútil", escribía Agudelo, que comparaba la situación con «tener un coche sin gasolina». En Congo, país al que también ha alcanzado el brote, los sanitarios se enfrentaban al reto "de evitar que el calor estropease las vacunas". Todo ello, según la versión de AP.
Las informaciones desveladas por AP llegan en mitad de la que estaba previsto que fuera una campaña de vacunación masiva de la fiebre amarilla en tiempo récord. En los dos meses de verano, la OMS pretende inmunizar contra el virus a 15,5 millones de personas.
Los documentos revelados por la agencia reflejan, sin embargo, los serios problemas que estaría teniendo la organización para enfrentar esta crisis. Hay quien considera que son las mismas dificultades que tuvo con el ébola, cuando murieron 11.000 personas.
Así las cosas, y siempre según la versión de AP, la propia directora de la OMS, Margaret Chan, escribió directamente a Joanne Liu, presidenta internacional deMédicos Sin Fronteras -una de las organizaciones más críticas en su día con la gestión del organismo en la crisis del ébola- para asegurarse de que esta vez la OMS sí estaba respondiendo rápido a la emergencia.
Liu dijo a AP que estaba «indignada» con esta situación y que había hablado con Chan sobre los problemas aún sin resolver. «No entiendo cómo es posible que no hayamos aprendido las lecciones más básicas del ébola», señalaba.
La OMS, por su parte, niega que haya existido semejante descontrol y asegura que no ha desaparecido ninguna vacuna. Lo que sí sucedió, explican desde el organismo a este periódico, es que al hacer el seguimiento de la primera ronda de inyecciones enviadas a Angola, se dieron cuenta de que «aproximadamente, un millón de dosis correspondientes al stock de emergencia se había utilizado para vacunar a gente que, en principio, no formaba parte de los planes de vacunación inicialmente aprobados».
En toda campaña de vacunación «siempre se planifica una pérdida de vacunas, pero ésta ha estado dentro de los parámetros normales durante todo el brote», señalan a EL MUNDO desde la OMS, donde además enfatizan que, desde el inicio de la epidemia, se han enviado más de 19 millones de dosis a los países afectados y otras tantas están en camino.