FUENTE: ABC
Las enfermedades hereditarias se producen porque algunos genes del organismo acumulan errores, las llamadas mutaciones. Estos genes son secuencias de ADN que contienen las instrucciones para que el cuerpo funcione, crezca y se reproduzca pero, cuando aparecen estos fallos, las instrucciones dejan de ser correctas y la maquinaria se estropea. Para conseguir que el «motor» vuelva a girar, puede ser muy interesante tener un registro con todas las posibles averías. Del mismo modo, si los científicos tuvieran a su alcance un catálogo de todos los posibles errores genéticos, con la frecuencia y el lugar donde aparecen, y si pudieran relacionarlos con las enfermedades que provocan, la medicina daría un gran salto al futuro: sería enormemente más fácil investigar y curar enfermedades hereditarias.
Esta es la filosofía que ha llevado este miércoles a la publicación de un artículo en la revista «Nature» en el que se ha presentado el que es, hasta ahora, el catálogo más completo de las mutaciones humanas. Gracias al trabajo de decenas de investigadores de todo el mundo, a lo largo de 14 estudios unidos en elConsorcio de Agregación de Exomas (ExAC), los científicos han secuenciado genes de 60.706 personas, una cifra que multiplica por diez al número de individuos analizados en previos estudios. Gracias a esto, se han identificado un total de 7,5 millones de mutaciones, lo que facilitará la investigación y futuro tratamiento de las dolencias hereditarias, en especial si se tratan de enfermedades raras.
«El avance más importante es que se ha puesto a disposición de la comunidad médica un catálogo de mutaciones genéticas de la especie humana, con su localización y su frecuencia», ha explicado a ABC Roberto Elosua, investigador del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas(IMIM) y parte del equipo de científicos responsable de este proyecto.
En un esfuerzo científico y político sin precedentes, investigadores de todo el mundo han cooperado para compartir gratuitamente la información recogida con el resto del mundo: «Esta investigación ya está siendo muy importante para que la comunidad médica estudie las enfermedades hereditarias. Para eso es crucial entender que esa información hay que compartirla y que no es de nadie, que es patrimonio de la humanidad. Solo así toda la población puede beneficiarse», ha señalado Elosua.
Esta iniciativa permitirá facilitar la investigación y el diagnóstico de las cerca de 4.700 deficiencias hereditarias que se conocen y que dependen de un solo gen, entre las que están la enfermedad de Huntington, la distrofia muscular de Duchenne, la hemofilia A, las hipercolesterolemias familiares, las miocardiopatías de base genética o algunos síndromes de muerte súbita.
Además, gracias a la gran cantidad de individuos analizados, 60.706, este catálogo ha logrado reunir una base de datos universal de la variabilidad genética del ser humano. La información recogida recopila las mutaciones típicas de personas de origen africano, asiático y latino, para incluirla a los datos sobre personas de origen caucásico.
Aparte de facilitar la investigación y el diagnóstico de enfermedades hereditarias, este catálogo ha logrado otro gran éxito. Ha permitido detectar, entre los 20.000 genes humanos, alrededor de 3.200 que se caracterizan por estar intactos y no acumular mutaciones. «Están muy conservados, lo que quiere decir que son muy importantes para la supervivencia o para la reproducción de la especie», ha señalado Elosua. Esto, tal como ha dicho, abre nuevos interrogantes sobre la función de estos genes clave.
Junto a estos genes que apenas varían, esta colosal investigación ha identificado 180.000 nuevas mutaciones que podrían estar implicadas en enfermedades. Curiosamente, también se ha descubierto que mutaciones normalmente asociados a enfermedades en realidad no lo están.
Todos estos avances en la genética de las enfermedades es solo una muestra de lo que una secuenciación tan exhaustiva del genoma puede lograr en el futuro. Pero relacionar mutaciones y dolencias no es entender la base genética de las enfermedades. Al igual que ocurre con la neurología o la física de partículas, destinadas a enfrentarse a los profundos misterios del cerebro y de los átomos, los genetistas se enfrentan a una abrumadora complejidad en el mundo de los genes.
En este sentido, Jay Shendure investigador en la Universidad de Washington, ha escrito, en un artículo que ha acompañado en «Nature» al estudio de los 60.706 genomas, que este exhaustivo catálogo de mutaciones apenas «proporciona un primer vistazo de la variabilidad genética en humanos». Elosua ha coincidido en este sentido, al señalar que «de momento, lo que estamos entendiendo es el código de las secuencias». Una norma que depende de unas letras que forman los genes, pero a la que hay que sumar el modo como se colocan y estructuran y, por último, la manera como se regula su lectura, a través de la llamada epigenética.
«Hay diferentes capas de complejidad y de lenguajes que hacen que la dificultad de comprender la función de los genes sea extraordinariamente alta», en palabras de Elosua. Por eso, más que nunca, la colaboración y la inversión en grandes proyectos de secuenciación promete ampliar enormemente las fronteras del conocimiento, y borrar el adjetivo «incurable» del repertorio de enfermedades hereditarias.