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El Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU), con sede en Ibi, participa en un proyecto que impulsa el uso de la cáscara de huevo como analgésico en pacientes con artrosis y deportistas. La iniciativa, que cuenta con financiación europea, aglutina también el concurso de la empresa navarra Eggnovo y de la Universidad de León.
El proyecto, denominado Eco-Shell, pretende, en concreto, facilitar la primera entrada en el mercado español y europeo de los productos innovadores obtenidos por Eggnovo a partir de cáscara de huevo y valorizarlos logrando su uso como analgésico en pacientes artrósicos y deportistas.
Los productos, obtenidos mediante la aplicación de un proceso de separación y patentados como ovocet, ovomet, ovopet y ovoderm, están siendo estudiados además para su aplicación en matrices plásticas, pienso para animales o como hidratante y regenerador para la piel.
En el caso de Ovomet, se han efectuado estudios preclínicos y clínicos en humanos para valorar su efectividad como tratamiento de patologías articulares, por lo que se ha testado en pacientes artrósicos y en deportistas que someten a sus articulaciones a un gran estrés, caso de corredores y crossfiters. Los resultados muestran una gran efectividad como producto analgésico, antinflamatorio y regenerador del cartílago.
Ovocet se presenta como una alternativa sostenible y más respetuosa con el medio ambiente que el carbonato cálcico de cantera, abriéndose la posibilidad de utilizar esta materia prima natural, innovadora y sostenible como carga en la fabricación de distintos plásticos.
En cuanto a Ovopet, se ha incluido como ingrediente en pienso seco, húmedo, snaks y comprimidos, para valorar su efectividad en animales, concretamente en perros con displasia de cadera. En este sentido, el tratamiento se ha traducido en una mejora de la actividad de estos animales, así como en un incremento de la calidad de vida de los mismos.
Ovoderm, por último, ha mostrado su efectividad para mejorar e incrementar la hidratación, elasticidad y regeneración cutánea.
Los resultados ambientales del proyecto son, entre otros, una disminución de la cantidad de residuos de cáscara de huevo que acaba en los vertederos (7.000 toneladas al año), una reducción de la cantidad de carbonato de calcio mineral que se utiliza para alimentación animal, suplementos dietéticos y plásticos (6.860 toneladas anuales).
En el proyecto participa Eggnovo, empresa propietaria de la tecnología situada en Villatuerta (Navarra), la Universidad de León, que interviene en la realización de análisis físicos y biológicos, AIJU, con amplia experiencia en la introducción de desechos naturales en matrices plásticas, e Iniciativas Innovadoras, empresa consultora con experiencia.