FUENTE: Levante
Un clásico del último fin de semana de octubre, además de la cercanía de la festividad de Todos los Santos y de Halloween, es el cambio de hora que se produce en la madrugada del sábado al domingo. Aunque a simple vista parece sencillo (se atrasan los relojes y a las 3.00 horas volverán a ser las 2.00) y a muchos les pillará durmiendo, este cambio puede suscitar problemas de adaptación, desde alteraciones del sueño a cambios en el estado de ánimo.
"Cambia el horario de luz solar y esto es un factor clave para nuestro descanso nocturno. Como anochecerá antes, es posible que los días siguientes al fin de semana experimentemos una mayor somnolencia a horas tempranas", ha explicado Sonia Montilla, especialista en Neurofisiología Clínica del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja (Madrid).
Y, además, como amanecerá antes, también es posible que despertemos de forma espontánea antes de la hora habitual, ha añadido esta experta.
No obstante, desde DKV Seguros nos recuerdan que los efectos sobre el organismo varían en función de su edad, costumbres y necesidades. Así, las personas sanas pueden sentirse más cansadas de lo habitual, o algo desorientadas, y en unos cuatro días suelen haberse adaptado al nuevo ciclo.
Por su parte, los lactantes pueden notar más el cambio experimentando alteraciones en su alimentación, y a los niños en edad escolar les costará más despertarse. Los mayores de 50 años, con más dificultad para dormir, son los que pueden tardar más en ajustarse a los cambios.
Pese a ello, la psicóloga de Blua de Sanitas María Díaz Aguado admite que el principal impacto del cambio horario sobre las personas está relacionado sobre su estado de ánimo.
"No existe evidencia de que nuestro sistema inmunológico se resienta. Pero es cierto que nuestro sistema neuroendocrino, regulador de la producción hormonal, activa la producción de algunas hormonas durante el sueño, pero el cambio horario no es tan significativo como para justificar ningún impacto sobre nuestras defensas", ha explicado la especialista.
Recomendaciones para no trastocarnos
Para adaptarnos a ese cambio lo antes posible y minimizar el impacto que pueda tener, ambas entidades han elaborado una serie de consejos prácticos que pasan por ir ajustando el horario de acostarse y las comidas progresivamente, evitar la siesta días antes o realizar ejercicio físico en las primeras horas del día, entre otras:
- Adelantar el momento de irse a la cama: Los expertos recomiendan empezar cuatro días antes del cambio de hora, con 15 minutos cada día, evitando también dormir la siesta hasta que el organismo se habitúe al nuevo horario. Cada persona tiene unas necesidades distintas de sueño, pero lo normal es que 8 horas de sueño basten para garantizar un descanso adecuado.
- Dejar un tiempo entre la cena y la cama: modificar gradualmente el horario de las comidas, cenando dos o tres horas antes de acostarse para una buena digestión y conciliación del sueño. Es recomendable no acostarse con hambre, pero tampoco después de una cena abundante.
- Realizar ejercicio físico con moderación: mejor practicarlo en las primeras horas del día, evitando realizar ejercicio físico hasta tres horas antes de acostarse. No sólo contribuye a estar en forma y sentirse mejor, si no que ayuda a relajarse y descargar tensiones.
- Intentar evitar bebidas como el café, alcohol o té: sobre todo durante la segunda mitad del día (a partir de las 16.00 horas), ya que sus efectos estimulantes pueden dificultar el sueño.
- No recurrir a los medicamentos para dormir: En caso de duda, debe consultar con el médico. Y evitar también el tabaco, ya que la nicotina provoca en el organismo un efecto que dificulta quedarse dormido con facilidad, añadiendo complicaciones e incluso derivando en patologías como la apnea del sueño.
- Evitar comportamientos como ver la televisión en la cama o dispositivos electrónicos, como tabletas o móviles, porque también podrían afectar a la calidad de tu descanso.
Consejos para niños
En el caso de los bebés y niños, la experta en sueño Amelia Hunter, también aconseja tomar medidas específicas para quienes tengan niños. Así, a partir de los dos años de edad es mejor poner un reloj digital en la habitación y tapar los minutos con cinta adhesiva o algo similar, ya que de esta forma sólo podrá ver si son las 6 o las 7, que a menudo se confunden con los minutos si son muy pequeños.
Además, sólo hay que adelantar el reloj media hora para que a las 6.30 horas de la mañana marquen las 7.00 horas y, de este modo, se levante un poco más temprano de lo normal. Hacia el final de la semana ya estará de nuevo en el camino y dormirá hasta su hora de activación normal.
Y si se trata de un bebé más pequeño, es mejor no acudir corriendo a su llamada ya que "le estarás enviando el mensaje de que esa hora es buena para levantarse", según esta experta. De este modo, si normalmente se despierta a las 7.00 horas, que serán las 6.00, aconseja esperar 10 minutos el primer día, luego 20 minutos y al tercer día esperar hasta la media hora. Y al final de semana ya se habrá acostumbrado a este nuevo horario y volverá a despertarse a la hora de costumbre.
No obstante, todos estos consejos son para haberlos ido aplicando durante la semana. En caso de no haber tenido tiempo, es mejor que durante la semana siguiente se acuesten más temprano para que se vaya acostumbrando al nuevo horario.