El cuidado de la piel es un pilar básico en psoriasis, pero curiosamente los pacientes en terapia biológica, debido a su alta eficacia, “tienden a olvidarlo” , señala José Luis Sánchez Caro, dermatólogo del Hospital General de Valencia.
Para María Jesús Lucero, de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, los cuidados cosméticos en estos pacientes tienen como objetivo “reducir la inflamación y el reemplazo celular, facilitar la retirada de las células del estrato córneo y suavizar e hidratar la piel”.
Ahora bien, para conseguir estos beneficios hay que saber usar los productos adecuados. Así, Lucero apuesta por las formulaciones ricas en aceites (vegetales y minerales) y/o grasas, pues favorecen el reblandecimiento de la capa córnea, y alerta de los riesgos de utilizar otros, como la vaselina. Así, aunque con frecuencia se emplea para crear un efecto oclusivo y sobrehidratar el estrato córneo, podría ser un error hacerlo, pues cuando se elimina este excipiente y la piel transpira toda el agua retenida se evapora y provoca más pérdida de agua transepidérmica. Todo ello conduce a una ligera deshidratación.
MEJOR, LOS ACEITES
Por eso, insiste en que es mucho mejor utilizar aceites que no provocan efecto oclusivo. “Estos componentes no dejan una capa sobre la piel, ya que por un fenómeno de inmiscibilidad, se transforman en pequeñas gotas que la reblandecen”. Es más, añade que existen investigaciones que demuestran las propiedades antiinflamatorias de algunos aceites vegetales por su elevado contenido en ácidos triterpénicos. “Esto va a suponer una alternativa muy interesante para el tratamiento cosmético de patologías inflamatorias dermatológicas. Los aceites bien formulados aportarían capacidad emoliente e hidratante al favorecer la formación de ceramidas”, defiende.
En cuanto a los productos hidratantes, deberán utilizar ingredientes capaces de retener agua en la piel por un proceso higroscópico y que, simultáneamente, tengan efecto emoliente. Los más utilizados son la glicerina, y su derivado glyceryl glucoside, y la urea a bajas concentraciones. Además de estos ingredientes, en las formulaciones se suelen incluir activos queratolíticos. Los más tradicionales son el ácido salicílico y la urea. “El primero sólo se puede utilizar en cosméticos para el pelo, que se aclaran, a una concentración máxima del 3 por ciento y nunca en champús destinados a niños menores de 3 años. En otros productos la concentración máxima está restringida al 2 por ciento. La urea, en función de la concentración a la que se formule, puede tener desde un efecto hidratante hasta queratolítico”.
Asimismo, Lucero recuerda que tradicionalmente se han recurrido a los alquitranes de carbón, pino y hulla, con el fin de disminuir el rápido crecimiento de las células de la piel y para disminuir la inflamación, el escozor y el descamado.
Respecto a las formas farmacéuticas más convenientes, la experta recomienda los aceites, tanto los convencionales como los denominados aceites secos, y las emulsiones de fase externa acuosa (O/A) por su elevada cosmeticidad. Sánchez Carazo añade que los baños con principios activos derivados de la brea o la avena y el empleo de champús adecuados en cuero cabelludo son imprescindibles en el cuidado de la piel con psoriasis.
PRECAUCIÓN CON LOS TINTES
María Luisa Bertomeu, vocal de Dermofarmacia del COF de Valencia, insiste en evitar los tintes con mucha química y las lacas de uñas de colores y subraya los beneficios de la luz solar, “siempre evitando las quemaduras solares que provocan efecto rebote en la psoriasis”. No se olvida de los beneficios de la luz led azul,“sobre las articulaciones y los pliegues para eliminar las capas de psoriasis”.
A pesar de la importancia de estos consejos, Lucero reconoce que es difícil que los pacientes los cumplan, sobre todo si los productos que se recomiendan son grasientos, untuosos, poco extensibles y que manchan la ropa. Sin embargo, sostiene que las nuevas presentaciones puede ayudar a mantener esa rutina, ya que son texturas más agradables y fluidas. Sánchez Carazo igualmente apunta que la crisis “ha hecho que algunos pacientes prescindan o disminuyan el uso de estos productos”.