FUENTE: La Razón
El «doctor» Google atiende sin bata blanca, desde el otro lado de la pantalla. Más del 60% de los españoles accede a internet para consultar información sobre salud. La revolución tecnológica ha cambiado sustancialmente la relación médico-paciente. Un tercio de la población navega por la red antes de ir a la consulta y un 45,8% lo hace también después, para confirmar el diagnóstico. De hecho, en los últimos cuatro años el aumento del uso de la web como fuente para informarse sobre temas sanitarios ha sido próximo a los 25 puntos porcentuales.
De un estudio realizado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (Ontsi) se desprende que la mayoría de la población considera que los nuevos canales de comunicación son un factor a tener en cuenta en el futuro de estas relaciones. Y, aunque en la actualidad apenas el 5% de los ciudadanos los utilice para comunicarse con su médico, al 37,3% le gustaría poder interactuar a través del correo electrónico y al 27,6%, de las redes sociales.
Camas convertidas en camillas, comedores que pasan a ser salas de espera... Las nuevas tecnologías permiten realizar consultas médicas a golpe de clic y los pacientes se están empoderando. De hecho, el 21% tiene más formación sobre su estado y participa de forma activa en la búsqueda de información y en la toma de decisiones.
Los buscadores tradicionales copan el 85% de las consultas. Y las principales búsquedas están relacionadas con la nutrición, la alimentación y los estilos de vida saludables (54,2%); las enfermedades diagnosticadas (52,1%); o los síntomas (50,9%) y la búsqueda de remedios (47%). Las consultas suelen realizarse de forma coyuntural, en relación a problemas concretos. Y mientras que más de la mitad (51,8%) de los pacientes entiende más o menos la información que encuentra, el 34,8% admite no comprenderla siempre y un 14,1% afirma que no la entiende nunca.
El 88,7% de la población continúa acudiendo a los profesionales sanitarios como primera opción, debido a su grado de confianza –que escala hasta el 92%–. En el caso de internet, ésta se reduce hasta el 38%.
Gonzalo Castellano, CEO de Saluspot, asegura que la cultura on-line nos ha vuelto impacientes, y que si antes se esperaba para ir al médico, ahora no. «Si te duele algo lo primero que haces es preguntar al doctor Google, que te ofrece millones de respuestas, aunque no todas son válidas. Ya es habitual que los profesionales sanitarios se comuniquen por email o WhatsApp con sus pacientes, y en el futuro lo será cada vez más. La consulta presencial tiene que darse, por supuesto. No se trata de sustituirla, pero sí de entender que internet ha cambiado la forma de relacionarse», agrega.
Las consultas on-line permiten comunicaciones más rápidas y efectivas, sin horarios estrictos ni urgencia en los desplazamientos, resolver dudas básicas sin colapsar los centros de atención primaria o mejorar el seguimiento a distancia. Sin embargo, Castellano advierte de que la información debe proceder de personal cualificado así como de que las riendas de la relación médico-paciente ha de llevarlas un profesional sanitario.
Por su parte, César Morcillo, jefe de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA, sostiene que la tecnología acerca las consultas a los pacientes y asevera que soluciones digitales, como la videoconsulta, ahorran tiempo y facilitan la gestión sanitaria. En cualquier caso, insiste en la importancia del factor humano, que no debería cambiar, independientemente del tipo de consulta. Por ello, remarca la necesidad de que los profesionales que atienden las videoconsultas sean médicos de reconocido prestigio.
Pese a tratarse de uno de los medios más utilizados para informarse sobre salud y aunque el «doctor» Google sea voluntarioso, no resulta demasiado fiable. Castellano revela que no discrimina entre las fuentes buenas, malas y regulares, por lo que «a Google hay que consultarle con mucho cuidado. Si te dejas llevar por él casi siempre acabas teniendo cáncer. Es un peligro que la información que circula por la red no esté avalada por un profesional sanitario». Asimismo, el CEO de Saluspot destaca la amenaza de que los pacientes saquen sus diagnósticos y tomen sus propias decisiones.
Muchas de las visitas médicas son de seguimiento de una patología que sólo requiere la interpretación de unas exploraciones complementarias. Así, y en cuanto a las videoconsultas se refiere, Morcillo apunta que en un gran porcentaje de ocasiones «puede solucionarse el problema de salud que presenta el paciente a distancia, sin ser necesaria la exploración física, que es la única limitación de la videoconferencia. La tecnología facilitará el modelo de sanidad del futuro, que será participativa, personalizada, predictiva y preventiva», apostilla.
Aunque cualquier momento pueda ser bueno para realizar una consulta médica por internet, es importante cerciorarse de que la información proceda de un profesional sanitario cualificado y de que se reúnan todas las garantías necesarias para el paciente. Es decir, que se protejan sus datos e identidad. Y es que la privacidad del paciente debe ser algo sagrado. No obstante, Castellano remarca que nunca tendrían que hacerse consultas que requieran un diagnóstico. Y añade que internet está para orientar y aconsejar, no para sustituir a la consulta presencial con el médico.
Los principales peligros asociados a las consultas médicas online son los que atañen a la desinformación y, sobre todo, al anonimato y a la poca cualificación de las fuentes. Que cualquiera pueda aconsejar, sin conocimientos ni base científica, es un problema tanto para la salud de los pacientes como para los profesionales sanitarios. El CEO de Saluspot piensa que es normal que los médicos tengan pánico al «doctor» Google, porque «están hartos de atender a personas en sus consultas que llegan con la lección mal aprendida de internet».