FUENTE: La Vanguardia
Un neandertal enfermo que murió hace 49.000 años en Asturias había comido componentes de un árbol que contiene ácido salicílico, a partir del que se obtiene la aspirina, según una investigación que se presenta hoy en la revista Nature.
También había ingerido hongos del género Penicillium, que tienen actividad antibiótica, aunque es debatible si los neandertales eran conscientes de sus propiedades terapéuticas ya que, a diferencia del ácido salicílico que tiene efectos rápidos, los beneficios de los antibióticos no son inmediatos y requieren un consumo sistemático durante días.
“Es la prueba más antigua de automedicación que se ha descubierto en el mundo”, declara Carles Lalueza-Fox, paleogenetista del Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF) y coautor de la investigación. Es probable que los humanos se automedicaran desde épocas anteriores, pero por ahora no se han encontrado pruebas de ello.
El trabajo se ha basado en el análisis genómico del sarro de dos neandertales de la cueva del Sidrón, en Asturias, y de un tercero encontrado en la cueva de Spy, en Bélgica. El análisis demuestra que el sarro, que en el pasado se solía desechar al limpiar los fósiles, aporta información valiosa sobre la dieta de los humanos prehistóricos, así como sobre su microbiota oral. A partir de ahora, previsiblemente, el sarro se analizará de manera sistemática para comprender mejor cómo vivían los ancestros humanos.
Según los resultados presentados en Nature, los neandertales de Bélgica y los de Asturias tenían dietas distintas. En Bélgica, donde vivían en un entorno estepario, el ADN preservado en el sarro indica que comían rinocerontes lanudos, muflones y setas de la especie Coprinopsis cinerea. Estos resultados concuerdan con los de las excavaciones paleontológicas que han encontrado fósiles de rinoceronte en la cueva de Spy y de muflones en regiones próximas, así como restos de renos, mamuts y caballos, que se consideran parte de la dieta neandertal.
Los humanos de la cueva del Sidrón en Asturias, por el contrario, vivían en un entorno boscoso y tenían una dieta más vegetariana. El análisis genómico del sarro ha identificado material genético de piñones, de musgo y de hongos de la especie comestible Schizophyllum commune, así como de un árbol del género Populus –el de los álamos- que contiene ácido salicílico. Por el contrario, no se ha encontrado ninguna secuencia de ADN que indique que comieran carne, lo cual rompe con la imagen clásica de los neandertales como una especie eminentemente carnívora.
“Estos resultados invitan a pensar que tenían un gran conocimiento del medio natural en el que vivían”, señala Lalueza-Fox. “Adaptaban su alimentación a los recursos disponibles en cada lugar”.
La investigación se ha basado en analizar todo el ADN presente en el sarro de los neandertales sin una hipótesis previa de las especies que se esperaba encontrar. Esto ha permitido reconstruir el microbioma oral –el conjunto de los microorganismos que viven en la boca- de los neandertales de Bélgica y de Asturias y compararlo con el de los humanos modernos. Curiosamente, el neandertal de Bélgica tiene un microbioma oral similar al nuestro, que refleja una dieta rica en carne, mientras que los de Asturias lo tienen más parecido al de los chimpancés, como corresponde a una dieta sobre todo vegetariana.
En la investigación, liderada por la Universidad de Adelaida (Australia), han participado cuatro instituciones españolas: el Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF), la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universidad de Oviedo y el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC en Madrid.