Hereda la gestión de la epidemia en su peor momento, con una incidencia de más de 800, las UCI al borde del colapso, los planes de vacunación a profesionales paralizados por falta de dosis y las autonomías en pie de guerra.
No lo saben ni ellos mismos, por lo que es muy difícil su rastreo. Hasta la vacunación general, los autotest generalizados y baratos pueden reducir su infectividad.
El rechazo a las vacunas contra la covid que reflejaban varias encuestas se ha diluido con el comienzo de la vacunación. La decisión de no imponer la obligatoriedad ha funcionado.